12.

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—Lee Taeyong

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—Lee Taeyong.

—Presente.

El pelinegro bajó su mano y acomodó sus lápices a lado de su cuaderno con una sonrisa en su rostro.

Había obtenido un 10 en matemáticas al igual que siempre y estaba a punto de salir con su hermano a comer pizza por su cumpleaños.

Taeyong anhelaba que ese día fuera feliz, porque a pesar de que no tenía muchos amigos, él tenía la esperanza de que su bondad y paciencia se vieran recompensados ese día.

—Gordito

El cuerpo de Taeyong chocó con otro y eso lo mandó inmediatamente hacia el suelo, un chico pelinegro y otro castaño lo miraban con seriedad en su rostro.

El pelinegro solo pudo apresurarse a tomar su mochila y abrazarla como escudo protector ante aquellos chicos frente a él que no parecían querer nada bueno.

—Tu nombre—pidió uno de ellos con seriedad.

—T-Taeyong—murmuró asustado.

—Completo, dompling—se burló uno de ellos, Taeyong ajustó sus lentes y se hizo hacia atrás.

—Y-ya tengo que irme, mi hermano debe estar esperándome.

Taeyong se puso de pie como pudo pero no llegó muy lejos cuando escucho su nombre a la distancia.

—Tu hermano es Lee Taehyung...¿No?

Se dio la vuelta y se encontró con la mirada de otro chico completamente diferente, tenía algunos rasguños en su cara y cuando vio su rostro detenidamente se dio cuenta de que lo había visto antes.

Aquel chico de tercer año que había perdido a su hermano hace poco, no habían hablado jamás pero sabía que estaba pasando por un momento difícil.

Taeyong asintió:—¿Lo conoces?—preguntó inocentemente.

Changkyun no respondió y sólo miró a Taeyong con rencor en sus ojos, algo que él no pudo entender y sólo lo hizo sentirse nervioso.

—Tráiganlo.

Taehyung oyó un golpe fuerte en su habitación y claro que eso lo había hecho dejar de lado la película que veía para ver como su hermano pasaba directamente a su habitación y se encerraba en el baño.

—¿Taeyong?—preguntó confundido y se acercó a la puerta.

El pelinegro se miró en el espejo y se quitó los lentes que estaban estrellados del lado izquierdo. Sus manos temblaban lo suficiente para no poder girar la perilla del grifo hasta la tercera vez.

—¿Qué haces?

Taeyong se sobresalto al oír la voz de su hermano justo detrás de él, había olvidado cerrar con llave y ahora tenía que lidiar con la curiosidad de Taehyung.

𝗢𝗕𝗦𝗘𝗦𝗦𝗜𝗢𝗡 | L. TAEYONGDonde viven las historias. Descúbrelo ahora