𝗢𝗕𝗦𝗘𝗦𝗦𝗜𝗢𝗡 | L. TAEYONG

14.

Vaya que Jinyoung se sentía cansada, no había comido nada en la mañana por lo entretenida que estaba ocupándose en algo más que ver televisión y leer sus libros de la escuela.

La verdad es que en su mente no había nada más que el recuerdo de que Taeyong iba a verse con Changkyun esa tarde, no le había dicho donde pero estaba segura de que irían a un lugar donde Changkyun le pudiera dar una paliza.

Y es que Jinyoung no dudaba que Taeyong pudiera vencer a Dowoon y Seonho a la vez, pero sabía que sí Changkyun llevaba a sus mejores peleadores y además el mismo se metía a la pelea Taeyong no saldría vivo.

Estiró su cuerpo hacia arriba tocando sus rodillas con sus codos y volvió a bajar, cuando iba por el número 30 su cuerpo no pudo más y tuvo que bajarse del tubo de la portería de soccer.

Sí, gente la había visto raro por hacer abdominales de cabeza en un lugar público pero no tenía espacio en su casa para hacerlo.

Tomó agua y descanso un poco, Taeyong debía estar tan concentrado en armar rápido un plan que ni siquiera le había llamado a su teléfono para preguntarle dónde estaba.

—¿Ahora sales sola sin culpa?—Jinyoung miró hacia un lado suyo al por la voz de Jeonghan.

El pelinegro venía con su uniforme de la escuela pero estaba más que claro que no había ido y tampoco planeaba hacerlo, se acercó a Jinyoung con una sonrisa en el rostro mientras ella miraba a su alrededor verificando que esto no fuera una trampa.

—¿Cómo supiste que estaba aquí?

—Siempre veníamos aquí, Jin—respondió con obviedad pero la mirada de la chica le hizo ver que no le creía ni un poco—Y, además te seguí, ¿contenta? No soy adivino—resopló tomando asiento junto a ella.

Jinyoung lo miró con el ceño fruncido, Jeonghan desde siempre había sido extraño pero el que ahora no viniera con hostilidad o en nombre de Changkyun la sacaba un poco de quicio, le hacía recordar cosas que había pensado que había quemado ya.

Pero Jeonghan no, aunque vaya que se había convencido de que en un principio no importaban, después fue cuando se dio cuenta de que Jinyoung era esa persona que lo había llegado a querer sin mentiras.

—¿Qué haces aquí?—Jeonghan fue quien preguntó esta vez.

—Se supone que eso te lo pregunté yo a ti—murmuró la chica recobrando su aliento, se puso boca abajo y pronto flexionó sus brazo para empezar a hacer lagartijas.

Jeonghan la miró con una mueca en su rostro, Jinyoung se comportaba de manera extraña, probablemente su amigo le había pegado la manía de hacer ejercicio en las mañanas.

—Tus brazos ya no están tan de spaguetti—soltó sin causarle gracia a la chica—Te has vuelto aún más extraña, Yoo Jinyoung—la miró atentamente.