Narra Pilar
Había sido fuerte con el tema de Purre, y aún mucho más desde de lo con su primo. Pero lo necesitaba más que nunca en ese momento, y él tocándome no me ayudaba mucho. Así que lo bese!
Él soltó un gran gemido y sus manos entraron por el colchón hasta estar entre mi espalda y el colchón, entonces me pegó contra él. Instintivamente abrí las piernas y su cadera quedó acuñada entre ellas. Su lengua exigía entrar y le di paso sintiendo el gran explosivo de su sabor. Ambos gemimos. Mis manos recorrían su cabello y su espalda en busca de más. Más. Su mano subió por mi costado arrastrando mi camiseta con ella, se separó de mi labios para besar mi cuello haciéndome jadear. Sí, quería más!
Pero no estaba preparada, y menos con Purre.
- Purre... Jadee atrayendo a mis labios de nuevo.
Él gimió.
- Quieres que pare?
Pregunto aún con mi labio inferior entre sus dientes.
Gemí. Dios! Posiblemente me arrepentiría más tarde.
- No, no estoy lista.. Lo siento! Susurre avergonzada.
Él gimió y beso mi cuello antes de mirarme fijamente.
- No sientas nada, bien? Soló necesitaba. Me beso corto. - Esto.
Asentí. Estaba tan ocupada midiendo mis acciones para no lastimar a nadie que no me enteraba cuanto lo necesitaba así. Diego era un obstáculo, pero ahora soló quería a Purre, ahora mismo soló quería estar con él.
Lo bese profundamente, y él se acostó a mi lado y me abrazo por la espalda enterrando su cara en mi cabello y yo me dormí, por primera vez en muchos días, tranquila y satisfecha.
~*~
Besos en mi espalda me despertaron, abrí los ojos y los besos iban por mi cintura hasta la curva que se conecta con mi trasero. Entonces gemi, él se detuvo y beso a mi mejilla.
- Llegaras tarde, nena! Dijo besando mi lóbulo.
- Tengo la primera hora libre.
Me las arreglé para que mi voz no sonora tan excitaba como lo estaba.
Él gimió y sus besos llegaron a mi cuello.
- Dios, amo tu piel, Pili! Gruño besándome duro.
Me di la vuelta para quedar cara a cara con él, pero él se giró hasta quedar encima de mi, haciéndome rodar por la espalda.
- Purre!
Empecé pero él me callo con un beso rápido.
- Si quieres que me vaya soló dilo.
Bromeó y hizo un puchero. No me quedo más opción que reír.
- Ven aquí! Dije y lo besé. Él sonrío y lo tiré a la cama, rodando encima de él, besándolo. Entonces cuando estaba demasiado aturdido para actuar y excitado, me levanté y me eché a reír.
- Chau, cariño!
Dije riendo y corrí hacia la cocina.
Abrí el refrigerador y saqué unas fresas, mango y un poco de kiwi. Una porcelana y un cuchillo empecé a cortar la fruta mientras escuchaba la cadena de maldiciones de Purre y reí. Al cabo unos minutos llego y me abrazo por detrás, beso mi cuello y mi bello se erizo. Apreté más fuerte el cuchillo y seguí picando.
- Me voy, Pili! Susurró en mi oído.
Solté el cuchillo y me giré para rodear su cuello con mis brazos de puntillas y besarlo dulcemente. - Nos veremos en un par de horas! Murmuré y él me beso.
El beso fue lento y suave, nada comparado con los besos anteriores.
- Wow! Ya quería verlos así!
Murmuró Renata.
Reí y me aleje enterrando mi cabeza en su pecho.
- Vaya, soló es para que me de fruta.
Bromeó Purre abrazándome.
Reí y golpee su pecho divertida
- Yo tenía la esperanza de que me lo hicieras a mi. Bromee
Él me miro intensamente
- Te lo hago cuando quieras.
Me dio un guiño.
Y entendi el doble significado de mi frase y rei más fuerte, Renata siguió mi risa.
- Eres un pervertido! Él se unió a la risa y me beso rápidamente. - Fuchi pervertido, vete de mi casa. Me rei empujando su pecho hasta la puerta.
Él soltó una carcajada y antes de llegar a la puerta se giró y me detuvo contra la pared.
- Adiós, preciosa! Me beso, - Hermoso dia.
Me hipnotice en sus labios que olvide respirar y pronto mis rodillas se sentían débiles.
- Tú igual, guapetón!
- HEY! Caramelitos! Estoy aqui! Gritó Renata de la cocina.
Reímos y lo besé. Él se marchó. Solté un largo suspiro y me giré para ver a Renata frunciendo el ceño mientras comía kiwi de la cocina.
- Qué paso?
Le dije acercándome
- Qué pasó ayer con aquel chico? Preguntó sería.
Me congelé. No había pensado en Diego desde que estaba en los brazos de Purre y el miedo volvió como un baldado de agua helada y necesitaba correr otra vez a sus brazos para refugiarme. Tragué.
- Nada.
Susurre mirando el plato de fresas.
- No mientes, Pilar! Refunfuñó. - Sabes muy bien que pasa algo y me tienes que contar ya.
La mire y suspiré. Le conté, le conté todo.
- No, no, no puede ser. Gritó Renata
Me encogí de hombros
- Pagaré por todo, Rena. Incluso si tengo que trabajar día y noche, o regresar a México para proteger a mis padres. Pero el imbecil recuperará cada maldito centavo.
- Maldita sea! Si veo a este hombre en la calle está muerto y ... Empezó a hablar pero un sonido de su habitación abriéndose la hizo callar!
Ambas nos giramos y encontré a..... DIOS! OH POR DIOS! A un Santiago desaliñado y sin camisa. Solté un gritó de sorpresa y emoción y la mire, ella estaba pálida y él desconcertado.
- SANTIAGO! La mire a ella! - RENATA DIOS!!
