Capitulo 24

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Narra Purre

La manera en que se sonreía. La manera en que gritaba. La manera en que me miraba. Esa chica era el paraíso para un hombre. Dios. Mío!
La había llevado al parque de diversiones, la había besado hasta no poder más cuando en la rueda, me había declarado que estaba celosa de Juana. Ella reía entre beso y beso pero no la apartaba lo suficiente.
Ahora íbamos a la montaña rusa y ella parecía que quería vomitar.
- Estas segura que quieres montar en eso? Pregunte.
Ella trago fuerte y sonrío
- Claro que sí!
Dijo con la voz insegura
Rei y la abracé
- No dejaré que nada te pase, lo sabes, verdad? Susurre mordiendo el lóbulo de su oreja.
Ella suspiro y asintió
- Vamos, entonces! Sonreí
Tomo mi mano en un apretón fuerte y caminamos a la montaña rusa.
- Otras dos personas! Dijo el hombre, entregue la boleta y entramos, era soló un vagón para cada pareja, y habían cinturones e una baranda de metal, en total cerca de unos dizes vagones.
La ayude a subir y luego me subí yo. Me aseguré de que ella estaba segura en su cinturón, abroche el mío y ella me abrazo. La abracé fuerte sonriendo y besando la parte superior de su cabeza.
- Tengo miedo, cariño! Admitió
Alce delicadamente su rostro y bese esos labios jugosos. Saber que eran míos me excitaba de una manera que soló ella podía. Los mordí de manera posesiva y gruñí.
- Nada te pasara nena, mientras estés conmigo absolutamente nada. Aseguré
Ella se tranquilizo aún aferrada a mi y esto se empezó a mover las escalares arriba, subiendo a una loma cerca de quince metros de alto. Ella intentó mirar hacia abajo pero la apreté contra mi pecho.
- No mires!
Si miraba esta mujer iba a morir en mis brazos. Ella se aferró más a mi entonces. Esto bajo.
La adrenalina se disparó en mi, duro y repentino apreté la mandíbula y la aferre más fuerte porque supuse que estaba gritando de horror entonces me di cuenta que ella se reía. Me rei con ella y saco su cabeza de mi pecho y empezó a gritar.
- Asustada, Ángel?
Murmure bromeando.
Ella me dio un codazo y se echó a reír.
Entonces cuando nos dimos cuando ya estábamos abajo. La ayude a bajar y ella me abrazo, la alcé y le di vueltas en el aire mientras la besaba.
- Eso no estuvo tan mal!
Dijo contra mis labios.
Negué. No quería hablar mientras esos labios estaban contra los míos. Ella suspiro y se alejó abrazándome y la bese de nuevo.
- Quieres un helado? Pregunte. Ella asintió. - Fresa? Supuse y ella rio y asintió de nuevo.
Caminamos hacia el carro de helados. La chica que vendía helados era joven y tal vez linda, pero en realidad no me importa. Ella me miro de arriba a abajo y apreté más a Pilar contra mi.
- Hola! Quieren algo?
Ronroneó más para mí que para Pilar y yo. 
Asentí y iba a empezar a hablar cuando
- Sí. Respondió Pilar. - Mi novio quiere un helado de chocolate y yo uno de fresa, gracias.
Estaba tensa pero sonriente a mi lado.
La mire sin evitar mi maldita sonrisa. La chica asintió mirándome debajo de sus pestañas y sirvió ambos helados. La entrego a Pilar y cuando estiro mi helado se mordió su labio. Lo tomé y mis dedos rociaron los suyos.
- Gracias! Le dije
Ella me lo entregó y lamió su dedo de chocolate sin dejar de mirarme. Le di en dinero y camine hacia mi auto. Cuando iba a abrazar a Pilar ella se alejó.
Fruncí el ceño.
- Qué pasa, Pili?
Pregunte abriendo la puerta para que subiera. Ella estaba echa furia y se dejó caer en él asiento.
- Te estabas COMIENDO con la mirada, Purre!
Demandó cuando me subí al auto.
La mire y sonreí. Estaba celosa.
- Estas celosa?
Pregunte queriendo besar a esa boquita perfecta y atrevida.
- Para nada
Respondió con el ceño fruncido
- Importa? Ni siquiera la estaba mirando.
Demandé encendiendo el auto
- Que crees? Dijo irónica. - Ella estaba mirándote y tu no le fuiste indiferente.
- No la mire
- Ah no? Entonces que malditamente mirabas? La contextura de su vestido? O su labial rojo?
Reprochó furiosa.
DIOS! La quería muchísimo.
- Te estaba mirando a ti! Siempre miro a TI. A nadie más que a ti, maldita sea! tú, tú, tú y nadie más, Pilar.
Ella se quedó callada y miro por la ventanilla el resto del camino. Era estupido su show. No me importaba cualquier chica que no fuera ella. Y ella lo sabía, lo tenía que saber.

Cuando llegamos ella corrió hacia el ascensor, lastimosamente no alcance a tomarlo así que corrí escaleras arriba para alcanzarla. Cuando llegué jadeando y muriendo, ella estaba intentando buscar las llaves en su bolso y maldiciendo cualquier cosa que tenía en su camino.
Camine tranquilamente hacia ella sonriendo, me pare tras ella y agarre sus caderas. Ella se congeló.
- No quiero que estés así.
Murmure contra su cuello amando la manera en que se ponía por mi toque.
Ella abrió la puerta de su apartamiento y se hizo aún lado.
- Entra
Ordenó.
Asentí y entre esperando con mucha paciencia a que ella cerrará la puerta y dejara su bolso. Entonces la arrincone contra la pared. Y la bese, duro y fuerte.
Ella intentó alejarse pero luego agarro mi cabello y tiro de mi acercándome más.
- No miro a nadie más que tí, entiendes?
Murmuré en un gruñido.
Ella jadeo y busco mis labios.
- No me gusta que te miren así.
Gruño abrumada.
Ella brinco y envolvió sus piernas en mi cintura y gruñí de satisfacción. La alcé y la dirigí a su habitación cerrando la puerta con el pie. La tumbé en la cama y ella me acuñó entre sus piernas.
- No me importa que me miren, yo soló te miro a ti, Pilar. Desde el primer día te miro, soló a tí.
Dije en voz baja.
Ella asintió y me beso estaba desesperada por mi toque. Y yo estaba desesperado por tocarla y hacerla mía.
Bese su cuello, nariz, boca, mejilla y necesitaba más! Quería más, pero quería que ella estuviera segura.
- Estas segura de eso, cariño? Puedo esperar por ti. Demonios, Pilar esperaría lo que fuera por ti.
Murmure. Ella gimió en voz alta haciendo que mi sangre correria al sur.
- Sí, quiero ahora, Purre! Susurro
La bese fuerte y mis manos exploraron sus piernas desnudas haciéndola retorcerse. Entonces ella se separó.
- Espera, jadeo mirándome alarmada
La mire preocupado
- Qué pasa?
Ella se mordió el labio nerviosa.
- Purre, yo soy.. virgen!
Murmuró avergonzada.
Y justo cuando creí que no podía quererla, desearla y necesitarla más. Salieron esas palabras de su boca haciendo que todo lo anterior se multiplicara el doble. La mire.
- Eres mía! Me apodere de su boca. 

Mi Suerte 🍀Donde viven las historias. Descúbrelo ahora