Narra Pilar
Quería hablar, pero mi lengua estaba trabada y solo lo miraba. " Bien, hecho tú mentira está en el piso y Purre te odiara" Pensé.
Su ceño se fruncido se hizo más profundo y todo mi cuerpo temblaba.
Lo perdí. Nos perdí. Es mi fin.
- Yo... eh..
- Por qué estabas en el auto de mi primo, Pilar? Repitió
Trague fuerte entonces una idea llego a mi, y en silencio le di gracias a quien sea que haya mandado la idea a mi cabeza.
- Recuerdas la vez que llegue? Diego me invitó a conocer la cuidad?
Pregunte aliviada por mi plan. Su rostro se vislumbró entendimento.
- Y por eso estaba allá?
Pregunto Purre
Asentí.
- Si, si, dije, - Por eso.
Dios odiaba mentirle.
Purre me abrazó y suspire en sus brazos, entonces vi a Renata en shock mirando y me envió la mirada de " Vamos a hablar" le di mi mirada suplicante, ella negó con la cabeza y entro de nuevo al apartamento. Suspiré y me aleje de sus brazos sintiéndome sucia y mala.
- Yo, me tengo que terminar de organizar mi.
Dije evitando su mirada y hice un ademán de dirigirme a mi apartamento pero su mano se enredó en mi muñeca. Me estrelló contra su pecho. Lo mire y sus ojos aún se veían posesivos y turbos.
- Eso no quiere decir que me gusta ver a MI novia en el auto de otro hombre.
Susurro contra mis labios.
Mi cuerpo tembló de antisipacion. No, no podía simplemente besarlo después de mentirle descaradamente. Me aleje intentando recobrar mi postura.
- Purre, no empieces con eso de hombre de las cavernas, mejor ve ya saca el trasero de tus ami...
No pude terminar la frase. Ya me tenía estampada contra la pared del pasillo besándome y desgarrando mi abrigo para besar mi clavícula, sus manos me pegaban contra la pared de manera tan posesiva que me volvía loca.
- No me interrumpas mientras te voy a besar. Dijo besando más fuerte. - Demonios Pilar, te quiero, te quiero muchísimo.
Juro en mis labios lo acerqué más a mi amando su cercanía.
Entonces el "tin" del ascensor nos hizo separar.
JORDER!Era Diego. Nos miro y sonrío travieso. Mi sangre se volvió a congelar y el miedo a que le dispara a Purre por verlo conmigo me inmundo, entonces trague audiblemente y me hice adelante de Purre, que me cogió de la cintura y me estampó contra el. Mientras le sonría amable a su primo. No lo conocía? No sabía qué clase de hombre era?
- Hola, viejo Gimenez!
Saludo Diego disimulando muy bien su maldita cara.
-Hola, viejo!
Murmuro Purre detrás de mi
- Vengo a dejarle esto a tu chica, se le quedo en mi auto.
Me extendió mi teléfono.
Mierda. Se me había caído en el auto de él? Era lo más posible. Había visto algo? No creo, no tenía nada en particular que a él le interesara. Trague fuerte y lo miré. Su rostro era pura diversión, lo tomé sin rozar ningún dedo.
- Gracias!
Susurre por lo bajo.
Él me sonrío y me dio un guiño
- Tal vez deberíamos pasar más tiempo, no la pasamos muy bien.
Dijo sin dejar de penetrarme con esos ojos en mi.
Trague fuerte intentado buscar una excusa, pero no fue necesario. Purre rodó su brazo por mi cintura.
- No hace falta, Diego! Dijo Purre intentando ser amable, - Con su estupendo rato de hoy fue lo suficiente.
Mi novio celoso.
Él sonrío y sin ganas asintió
- Tienes razón, primo. Me miró. - Adiós Pilar.El escalofrío de miedo que me dio cuando su lengua probó mi nombre fue inevitable.
~*~
Buenos Aires era hermoso y grande, me encantaba! Visitamos los mejores shows musicales. Visitamos también la casa rosado y museo de arte. Y en todo nuestro recorrido Purre me estaba ignorando lo más que podía, no entendía por qué. No le había dejado claro sobre el supuesto encontró con Diego? En fin, Purre estaba más calado que el normal.
Llegamos a un restaurante francés en la noche, ya que Renata exageraba diciendo" Dios, quero que arrancaré el a brazo de Santiago y me comeré si no buscamos o que comer ahora" seguido de un chillido de Santiago.
Y yo estuve todo el camino con Majo tomando fotos y ella me hacía olvidar un poco que Purre estaba con Facundo uns pasos atrás.Llegamos al restaurante y Renata corrió hacia una mesa y todos la seguimos, a la derecha de Renata se sentó Facundo, después Purre, yo, Majo y por fin Santi. Se aproximó un joven de nuestras edad, que al mirar a Renata pareció hipnotizado por ella, ella, por su parte sonrojo. Llamando la atención y el ceño de Santiago frunció.
Y me di cuenta de que esta no iba a ser una noche muy fácil para las parejas.