O12; ᴜɴᴅᴇʀᴡᴇᴀʀ

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Había llegado, era igualmente un departamento pero no estaba para nada mal, era muy parecido al mío sólo que en otra zona y tal vez un poco más pequeño. La puerta la había abierto SeulGi y me sonrió algo sorprendida.

—Sé que llegué antes pero tal vez necesitan ayuda o algo. Igual, traje esto.

Le mostré ambas botellas, la de vino y la de sidra. Ella se apartó dejándome pasar con notable felicidad en sus gorditas mejillas.

—Mami, ¿quién llegó?

Habló esa voz chillona y penetrante mientras aparecía a un lado de su madre con sólo su ropa interior.

—¡Niña, ve a vestirte!

Mis ojos se quedaron totalmente abiertos al ver a YeoJoo, cruzamos miradas y ese bonito rubor volvió a aparecer en sus mejillas. Ella rápidamente se fue corriendo a su habitación.

Detrás de mí llevaba ambos obsequios y era un poco difícil ocultarlos.

—Justo en este momento la cena está en el horno, no contaba con su presencia tan pronta, ni siquiera me he bañado. Espero que no le moleste si lo dejo un rato, seguro YeoJoo vendrá a hacerle compañía.

—No se preocupe, señorita. Lamento haberla interrumpido.

Ella negó con sus manos evadiendo mis disculpas y después se fue, perdiéndose en un pasillo.

Miré el sitio con curiosidad, era acogedor. Tenía muebles de madera algo antiguos, incluso la cocina y la sala lo eran pero era muy lindo por las tonalidades pastel que había ahí, brindando calidez.

Investigué un poco, unos pasos más adelante estaba la sala de estar y claro, un bonito árbol de navidad el cual aproveché y dejé ambos obsequios debajo totalmente orgulloso.

Me senté en el sofá y disfruté de la calidez de todo el hogar pero sobre todo del aroma a comida que abría mi apetito. Tomé una enorme bocanada de aire y me dejé absorber por el bonito y floral sofá por unos minutos pues YeoJoo había aparecido de forma encantadora.

Su bonito cabello estaba en una sola trenza donde al final un adorable moño blanco la adornaba. YeoJoo tenía puesta una bonita camisa blanca a su talla y una falda rosada de color pastel la cual llegaba un poco más abajo que la mitad de su muslo. Llevaba medias blancas que cubrían desde la mitad de su muslo hasta al final en donde unas bonitas bailarinas rosadas eran su calzado.

Ella entró tímidamente a la sala de estar, asegurándose de que su madre siguiera en la ducha. Ya con eso, se acercó corriendo hacia mí y me saltó encima, como era costumbre se sentó sobre mi regazo.

—Me alegra que esté aquí, profesor.

—Y a mí me alegra estar aquí, YeoJoo.

Ambos sonreímos, yo la tomé de la cintura con sutileza y ella se pegó a mi cuerpo, terminando por dejar un beso en mis labios con ternura la cual fue cambiando el ritmo a algo más salvaje. Ella me abrazaba el cuello y cuando por fin se apartó, lamió mi labio inferior lo que me dejó estático y sin aliento, sólo rió con descaro.

—Usted es tonto.

Dijo y se apartó de mí un poco para terminar acostada boca abajo sobre mis piernas, moviendo descaradamente su trasero.

—¿Qué?

—¿Usted cree que puede tocar a una niña y no recibir un castigo por ello? Podría demandarlo.

—YeoJoo...

—Pero no debería porque perdería mi diversión. ¿Cree que me gusta lo que hace?

—N-No lo sé.

—Entonces pruébelo de nuevo, tóqueme.

Estaba totalmente sorprendido por sus palabras, sobre todo por lo último. En ese momento tenía miedo de ella, podría gritar y su madre simplemente aparecer, haciendo que termine en la cárcel.

YeoJoo había tomado una paleta de caramelo de  la bolsa de mi pantalón, claro la llevaba para obsequiársela pero en otro momento.

Ella la tomó y la metió en su boca después de quitarle la envoltura. Ella comía la paleta, esta vez de fresa mientras me miraba con coqueteo, lamiendo la paleta con cierta obscenidad.

—¿Por qué se retiene tanto? Ya le dije que no lo demandaría.

Ella tomó mi mano y con total libertad hizo que se escabullera bajo su falda, yo presioné mis labios con fuerza.

Estaba tocando su trasero.

Y ella solamente seguía comiendo su paleta como si nada estuviera pasando, todo era de verdad muy comprometedor.

Tragué en seco y miré hacia todos lados para dejar mi vista en como mi mano se posaba sobre su piel con rudeza.

Levanté la tela de la falda y aprecié el pequeño cuerpo de la niña, su piel quemaba mi mano sin pudor pero era una sensación exquisita, sobre todo porque su piel era suave y blanca, tan preciosa, como una bebé.

Ella sonrió y se dejó tocar sin soltar algún ruido, ella sólo se concentraba en el empalagoso sabor de la paleta. Parecía no importarle que estaba viendo como solamente la cubrían sus bragas, no le importaba como mi mano la tocaba con destreza.

En cierto momento, ella se decidió a levantarse, apartándome de su piel por completo y se quedó parada delante mío, mirándome sonriente y con los labios rojos por la paleta entre ellos.
La miré confundido pero a la vez aliviado puesto que ahora no estábamos en esa situación tan indecente.

La regadera seguía sonando al fondo, entonces seguramente SeulGi no escuchó nada de lo que dijimos.

YeoJoo sin decir nada más, metió sus manos debajo de su falda y comenzó deslizar entre sus piernas su ropa interior, estaba quitándosela.
Ahora sólo la falda cubría su intimidad y eso parcialmente.

Ella me hizo estirar la mano y justo ahí depositó aquellas bragas a líneas rosadas y blancas.

—Espero que se quede a dormir, profesor. No creo que quiera desaprovechar la oportunidad.

La miré confundido y después comprendí, entendiendo sus intenciones las cuales ignoraría nuevamente pero agradecía en cierta parte su 'regalo', el cual no dudé en guardar en el bolsillo oculto de mi saco negro. YeoJoo desapareció mientras lo hacía, aquella cena no sería muy decente, después de todo. Mis planes estaban a punto de cambiar.














































ʟᴏʟɪᴛᴀ ¡! ᴋɪʜᴏ ғʀᴏᴍ ᴍᴏɴsᴛᴀ xDonde viven las historias. Descúbrelo ahora