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-Qué linda se ve esta noche, señorita Kang.
-Y no se puede decir nada de usted, señor Lee. Tan guapo como de costumbre.
Yo sólo reí tratando de fingir que ese halago me hacía sentir algo, de verdad esa cita no me interesaba ni en lo más mínimo.
Esa chica sólo fingía tener un nivel de educación alto usando palabras de las cuales ni siquiera sabía su significado.
Era tonta, era una ignorante pero al menos era linda. No me gustaba, le repudiaba pero quien me encantaba a pesar de tener una parte de ella, era YeoJoo, tan inocente y deliciosa, todo lo que su madre nunca pudo haber sido tal vez.
-Huelo el perfume que le obsequié.
-Así es, huele delicioso. Agradezco mucho ese regalo.
Usando lenguaje formal como si se verdad supiera emplearlo, resistiendo sus vagas ganas de llamarme por mi nombre en un acento extraño.
Ella bebió de su copa de vino y después la miró, moviéndola en círculos para revisar la calidad, cuando el vino más caro que había bebido era uno tinto LA Cetto.
Sus acciones eran ridículas y forzadas, yo sólo la miraba y la criticaba silenciosamente mientras pretendía coquetearle. Cuando no quería hablarle, bebía de mi copa de vino pero ella seguía diciendo estupideces.
-¿Me permite preguntar si dejó sola a YeoJoo?
-Claro, está sola. Es grande, debe saber cuidarse. ¿Por qué importa ella ahora?
-Bueno, es una niña. Debe estar con alguien, sólo tiene diez años.
-Parece que es mayor.
Y no iba a negarlo pero me molestaba la fea actitud de esa mujer, de repente su hija poco le importaba y eso me incomodaba, el saber que YeoJoo estaba sola en su hogar en la noche, sabiendo que estaba en una cita con su madre, seguro la próxima vez que la vea, recibiré un peor castigo que el que tuve por besar a Dior.
-¿No le preocupa?
-Es un país seguro.
-No debería confiarse tanto.
Lo último lo dije refiriéndome a mí, esa estúpida muchacha descuidaba a su hija solamente para que ella me abriera las piernas al igual que ella, con la única diferencia de que a YeoJoo aceptaría darle lo que me pidiera sin repudio ni miedo, YeoJoo era pura, preciosa, apetitosa. La señora Kang era vieja, sin muchos atributos y ni siquiera ceñía, lo que me hacía pensar que había estado con demasiados hombres, incluso que era una prostituta, y tanto que me quejaba de la madre de Dior.
-El departamento que tienen, ¿es de ustedes?
-Era de mi madre, fue una herencia.
-Ya veo, debió ser una buena madre.
-No demasiado.
Ella volvió a beber de su copa de vino y yo la imité para después meter un bocado de salmón a mi boca. Incluso me tomé la molestia de llevarla a un buen restaurante, caro y sobrevalorado también, ella seguro se sentía o fuera de lugar o como una princesa, humillante.
-No quiero ser molesto pero, ¿podría saber qué ocurrió con el padre de YeoJoo?
-Oh, es una larga historia.
-Y es una larga noche.
Ella sonrió algo triste y arregló su cabello detrás de su oreja para comenzar a contarme aquella historia, común al final.
Había tenido un amorío con un joven el cual después de dejarla embarazada, se fue, ambos eran aún adolescentes y eso explicaba el por qué aún se veía tan joven como para tener una hija.
SeulGi había recibido el apoyo de su madre, ella continuó sus estudios hasta al menos terminar la preparatoria, después se dedicó a trabajar para pagar las cosas que necesitaba YeoJoo para el jardín de niños pero antes de entrar a la primaria, había comenzado a tener dificultades pues su madre había fallecido, dejándole casi desamparada sino fuera porque no debía preocuparse por un hogar, pues tenía el departamento.
Y justo como en mi sueño delirante, por dificultades económicas YeoJoo no había podido entrar a la escuela antes, sólo que en mi sueño, YeoJoo tenía a su padre aún.
-Hace dos años, su padre me buscó de nuevo por medio de una llamada para pedir un perdón pero no lo acepté.
-¿Y por qué no?
-Por orgullo, por coraje, porque sólo le conocí por un par de meses.
-Comprendo, YeoJoo ni siquiera pregunta por él ¿verdad?
-No, claro que no. Sabe lo que ocurrió y no le interesa pero le contaré algo, ella lo ama, lo considera como su padre adoptivo, es muy adorable.
Solté una leve carcajada al escuchar aquello, aunque me alegraba, era algo extraño simplemente por las cosas que ocurrían frente a los ojos vendados de su madre.
-Si me considera así, yo puedo hacerla mi hija adoptiva.
La chica sonrío y soltó un suspiro que sonó totalmente enamorado antes de beber con gracia de su copa de vino casi vacía. Con cierta preocupación, tenía ansiedad por saber si YeoJoo estaba bien, por lo que quería terminar rápido con ese teatro
-Usted es una dama muy bella en cada aspecto y me encantaría tener más oportunidades de tenerla a mi lado en ciertas brisas.
-Usted tan propio, aceptaré salir con usted cada que quiera.
-Los matrimonios que comienzan después de varios años de novios suelen terminar antes de los que duraron meses.
-¿Qué intenta decir?
-¿Le gustaría comenzar a salir conmigo?
La delgada joven se quedó quieta y casi se atraganta con el sabor a vino de su boca, tal vez no esperaba algo directo pero estaba ansioso, sólo quería que aceptara y tan sólo en unos meses, podría tener mis deseos.
-Acepto.
Dijo tratando de sonar no tan convencida pero era obvio que tenía necesidad de una pareja, tristemente no le cumpliría en todo, sólo en cuidar de ambas y en querer a su pequeña hija que tan mal me tenía.
Después de aquello, pagué la cuenta y con prisa decidí acompañarla a su hogar, sólo para ver si tenía la fortuna de ver a YeoJoo y la tuve, ella abrió la puerta del departamento, iba con sólo una playera corta puesta, dejando sus piernas expuestas, lo que me hizo avergonzar al instante.
Me despedí de SeulGi con un beso en los labios, YeoJoo volvería a castigarme pero si me quería, debía soportarlo.
Después les deseé buenas noches antes de huir por fin de ese perfume tan sofocante que le regalé a SeulGi. A ella le quedaban los aromas envolventes como la vainilla y el jazmín, como la naranja o el maracuyá, fue mala mi decisión pero ella se veía contenta, por mi parte, para nada.
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ʟᴏʟɪᴛᴀ ¡! ᴋɪʜᴏ ғʀᴏᴍ ᴍᴏɴsᴛᴀ x
Fanfiction~ Nombre que rima en cada sílaba, locura mía, pecado mío.