O11; sᴇᴅᴜᴄɪɴɢ

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No era justo, nada era justo. Después de haber regresado del viaje, mi mente divagaba sobre la presencia de Joo, esa luz tan respladeciente y adictiva no me dejaba dormir, me encadilaba y me cegaba con coraje. La emoción en mis labios fue tan efímera que ni siquiera la recordaba y de verdad la ansiaba de vuelta para desmenuzar mi corazón.

El tiempo pasó rápido después de aquello, la rutina era la misma pero lo que lograba notar en Joo era una actitud más irritable lo cual era común y entendible pero sobre todo, más atractiva; simplemente eso me arrebataba el sueño porque sólo la aprecié unos escasos días más.

Las vacaciones de invierno ya habían llegado, debía asistir a la escuela de vez en cuando a revisar ciertos asuntos y me aburría, me entristecía porque no tenía a cierta ninfa jugueteando conmigo a como sus necesidades le exigían.

Esa mañana era igual a las siete pasadas, yo en el comedor con una taza de café, un periódico e incluso un cigarrillo. Era el día de noche buena y bueno, mis planes consistían en comer un ramen instantáneo ya que la pasaría solo, en año nuevo visitaría a mi madre pero por lo mientras, me encerraría en mi soledad de no ser porque recibí una llamada.

—Buenos días señor Lee, espero no estar molestándolo. Soy SeulGi, la madre de YeoJoo.

—Buenos días, no pasa nada. ¿Qué necesita?

—YeoJoo ha estado muy insistente con esto y como verá, hoy es la cena de Navidad y nos gustaría invitarlo a pasarla con ambas.

Mis ojos se abrieron enormemente y salté de felicidad, era una enorme oportunidad para ver a YeoJoo.

—Agradezco la invitación, definitivamente estaré ahí.

—Le enviaré la dirección, lo esperamos a las ocho. ¡Gracias por aceptar!

—¡Lo espero aquí, profesor Lee!

Escuché a YeoJoo gritar al otro lado de la línea y después la llamada fue finalizada.

Apagué mi cigarrillo y tomé toda la taza de café con entusiasmo. Eran las diez de la mañana en punto, era obvio que no llegaría con las manos vacías a su hogar, donde justo la dirección acaba de llegar a la mensajería haciendo que el teléfono timbrase.

Para aquellas horas de la mañana, ya estaba arreglado para cualquier cosa y decidí salir a un centro comercial para buscar algunos regalos de navidad para YeoJoo, sin dejar atrás a su preciosa madre.

Cada decisión que estaba tomando en ese momento era muy espontánea e incluso exagerada pero tal vez necesaria.

Salí del departamento y tomé un taxi el cual no fue tan costoso.

Al llegar al centro comercial, en lo primero que pensé fue en una muñeca pero pensé que ya sería algo infantil para YeoJoo entonces en mi mente sólo pasaba la idea de algunos dulces.

Primero entré a una tienda de perfumes y compré uno tal vez costoso, exactamente el famoso Coco Mademoiselle Intense de Chanel. La chica del sitio me dejó oler el perfume de su cuello.

Chica fácil, pensé.

No le presté mucha atención al aroma de su piel, solamente al perfume que era muy seductor.

El perfume se caracterizaba por tener fragancias ácidas pero también dulces, exprimiendo esencia de la flora y el fruto.

Al oler el perfume de primeras, la acidez del limón y la naranja ciciliana atacó mi nariz pero conforme se iba impregnando, el sabor de la vainilla de madagascar y las rosas comenzaban a acariciar mis sentidos, terminando el jazmín y el almizcle blanco envolviendo todos los aromas para crear ese intenso que se presumía y esa actitud característica de cremosidad y elegancia.

El perfume no era malo, el olor era demasiado agradable pero después de un rato comenzaba a molestar. Pensé que sería un buen detalle para la señorita Kang, el perfume encajaba con su apariencia y claramente esperaba que lo usara para ocasiones especiales, como hoy.

Aún seguía con duda sobre el obsequio para YeoJoo, caminé por el centro comercial hasta que me topé con una joyería, mi mente se encendió.

Miré las propuestas que me brindaban ahí, no sería algo muy exagerado pero tampoco algo simple, quería que le gustara.

Justo cuando iba a darme por vencido, en una pequeña cajita se hallaba un brazalete de oro rosado.

Era simple pero demasiado precioso, era un brazalete suelto, se trataba de un perfecto círculo de oro rosado en el cual justo en el centro se formaba una preciosa y típica hoja de otoño, el brazalete se sujetaba por una cadena del mismo tono que flotaba por debajo dando más imagen al accesorio.

Miré el costo, era elevado pero no exagerado, un poco más arriba del costo del perfume pero lo compré sin dudar, sólo esperaba que le gustara de verdad.

Con mis obsequios ya en mano, pasé al final por una botella de vino blanco y una sidra de manzana roja, tampoco iba a llegar sin nada para la cena. Tomé un taxi para llegar a mi departamento y al estar delante del edificio lo pagué.

No sabía en que momento el tiempo pasó tan rápido pero ya eran las tres de la tarde, me tomé cerca de cuatro horas para escoger los obsequios.

Preparé todo y después pasé a prepararme a mí a como sabía. Me volví a duchar y afeité mi rostro por completo pues la típica barba comenzaba a crecer y alguna vez YeoJoo me había dicho: 'Debería afeitarse, no puedo besar su rostro con lo molesto de su vello.' y le hice caso, intentaba tener mi rostro suave para ella.

Tomé mi traje, suponía que debía ir formal y esa me pareció la mejor opción. Era un traje de color negro y con una camisa blanca, todo exactamente a la medida. Zapatos de vestir clásicos y pensé sobre usar una corbata lo cual descarté, no era de usarlas. Acomodé la camisa dejando los dos primeros botones de esta sin abrochar.

Me coloqué frente al espejo del baño y pensé sobre el peinado con seriedad. Cuando tomé el cepillo comencé a experimentar terminando en el estilo de casi siempre. Cabello a un lado dando volumen y dejando que caiga sobre un lado de mi frente pero con parcial libertad en esta.

Mi rostro lo arreglé poco, sólo me coloqué un aceite facial para dar brillo e hidratar. Me acerqué al teléfono para mirar la hora y a penas eran las seis. Revisé la dirección, me tomaría cerca de media hora llegar, creí que no iba a ir mal el llegar antes y es que esperaría pero estaba emocionado por volver a ver a YeoJoo después de unos días.

Tomé los regalos y el vino y salí del departamento, tomando un taxi por el cual me iba mirando por el espejo retrovisor del auto, definitivamente con ese estilo tomaría fuerza mi plan. Me guiñé un ojo por mirarme tan varonil y apuesto y solté un suspiro.

Si todo iba conforme lo había pensado, por la noche estaría en la cama de la madre de YeoJoo, después de embriagarla con mis dotes y dejando que cayera totalmente ante mi seducción.


















































ʟᴏʟɪᴛᴀ ¡! ᴋɪʜᴏ ғʀᴏᴍ ᴍᴏɴsᴛᴀ xDonde viven las historias. Descúbrelo ahora