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—Y... No me has dicho tu nombre. Me has golpeado y ni siquiera se tu nombre. —El chico hizo un puchero que me derritió y reí negando.
—Lo siento, lo siento. —Sonreí leve—. Soy HyeMin. Lee HyeMin. ¿Cuál es tu nombre?
Su sonrisa se ensanchó al oír mi nombre y me miró de una manera algo indescifrable.
—Yo... yo soy Choi SooBin.
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La campana sonó marcando el fin de la última hora, (la hora en la que se suponía que tendría el examen de Francés), y todos los alumnos empezaron a salir apurados, ya que ninguno tenía clase luego de eso. La zona de casilleros se llenó de estudiantes. Yo iba saliendo de la enfermería al lado de quién ahora sabía que se llamaba SooBin. A decir verdad, él era bastante atractivo. Se veía lindo incluso con la nariz algo morada y vendada. Tenía los cabellos morochos, sus ojos oscuros y unos labios finos muy bonitos. Su piel era bastante pálida y sus dientes eran bastante pequeños. Tenía una sonrisa contagiosa (la cual tuve el placer de conocer en la enfermería, aunque por una mala razón). Ambos íbamos riendo, él era bastante amable, risueño y gracioso; aunque tenía un aura de coqueto que me hacía tener... ¿Precaución? ¡Bah, HyeMin! ¡Cómo si fueses tan bonita!
—Entonces, SooBin. ¿Eres de mi misma clase? —Pregunté curiosa. Ambos nos dirigíamos tranquilamente a nuestros casilleros (con cuidado ya que no quería que se volviese a lesionar por un descuido mío).
—Sí. ¿Acaso no reconoces a tus compañeros? —Preguntó él incrédulo, aunque algo divertido—. Es cierto que somos muchos, pero... Bueno, siendo sincero, yo tampoco recuerdo haberte visto. —Dijo algo nervioso y se quejó para sus adentros—. Estoy seguro que lo recordaría.
Reí negando con diversión. Yo no recordaba haberlo visto, es decir, su rostro se me hacía conocido, pero éramos muchos estudiantes en la misma clase. No tantos a nivel Universidad, pero sí bastantes como para no reconocernos tanto. Esta pequeña aclaración hace que resulte más de acosadora el que yo conociese a BeomGyu, aunque él tenga una manera de vestirse muy característica. También hace que el hecho de que él dibuje a todos sus compañeros con sumo detalle. ¡Oh, es cierto! ¡De ahí se me hace conocido el rostro de BeomGyu! ¡Él ha dibujado a SooBin! Ahora lo recuerdo... Hablando de BeomGyu... Hoy no lo vi. ¿Cómo estará?
SooBin me miró una vez llegamos a los casilleros y se extrañó.
—Oye, ¿Estás bien? —Preguntó algo preocupado—. Tu rostro se apagó de un instante a otro.
Lo miré sorprendida y me sonrojé hasta las orejas.
—¡No, para nada! —Reí completamente nerviosa, haciendo bastante sospechosa mi afirmación.
Él rió y asintió.
—Si tu lo dices, pues yo te creo. —Dijo él y yo alcé una ceja con un extraño sentimiento.
