Ese chico es callado y misterioso.
Siempre se sienta al fondo de la clase y siempre lleva sus audífonos grandes puestos.
No sé qué tipo de música escucha, ni porqué no presta atención a la clase, pero tengo que decir que me interesa muchísimo conoce...
A partir de ahora, voy a estar respondiendo preguntar del Fanfic que les hayan surgido, ya que nos estamos aproximando al final :3 Cualquier cosita que quieran preguntarme ya sea a mi como autora o a los personajes, se acepta uwu
Y gracias por el inmenso apoyo. Ya casi 3K y quiero llorar :D
¡Disfruten! <3
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—¡Vaya, HyeMin! Nunca te esfuerzas tanto en cocinar. ¿Será por BeomGyu? —preguntó su madre con una sonrisa traviesa mientras comían. HyeMin tosió un poco y tomó de su bebida—. Tal vez debería invitarte más seguido, BeomGyu, ¿Qué te parece?
—¡M-mamá!
—Sería un placer para mí volver a visitarle, señora Lee. —afirmó BeomGyu sin mirar a ninguna, pues estaba concentrado en comer aquello que su chica había preparado.
La señora Lee sonrió en grande y le hizo un movimientos de cejas a HyeMin quién rodó los ojos y volvió a mirar su comida. A veces de reojo miraba a BeomGyu, quién había empezado a jugar con la comida. ¿Es que no le había gustado tanto? O tal vez, ¿Ya no tenía hambre? HyeMin hizo una mueca con sus labios y cuando iba a preguntarle al respecto, BeomGyu sonrió encantado mirando su plato. Ella frunció el ceño y miró hacia donde él miraba. Las verduras de su plato estaban acomodadas de tal forma que dibujaban un rostro, y no cualquier rostro...
...si no el suyo.
—¡BeomGyu! —exclamó HyeMin y sus mejillas se enrojecieron involuntariamente.
—Oh, lo siento, sé que no debo jugar con la comida, es solo q-que...
—¡No! ¡Eso es precioso! —exclamó HyeMin levantándose de su lugar para sentarse al lado del joven de cabellos anaranjados, y así poder admirar su arte más de cerca. Él se sorprendió y se sonrojó un poco— ¡Está demasiado hermoso! ¡Es que desbordas talento! ¿Cómo rayos con unas simples verduras pudiste hacer eso? ¡Es que enserio! ¡No me entra en la cabeza! ¡Incluso...
HyeMin hablaba y hablaba, halagando el trabajo de BeomGyu que para él no había sido tanto, como si fuese una obra maestra de un artista impresionante. Él solo la observaba con sus ojos abiertos, admirando el rostro de su amada como si fuese la mayor obra de arte esculpida por ángeles dignos de luz. Su corazón palpitaba de esa forma tan particular que solo sucedía con ella. El chico miraba como ella cada tanto pestañeaba con esas largas pestañas curvadas, al mismo tiempo admiraba como sus labios se movían como si fuese en cámara lenta. Los ojos de HyeMin se posaron en los de BeomGyu y éste, aún embobado, pestañeó y suspiró como si ella fuese... lo más bello del mundo...
—¡Lo digo enserio! —concluyó la castaña, pero BeomGyu se había hipnotizado por la mitad del discurso, pues se había embelesado con ella.
—Hermosa... —susurró BeomGyu de la nada.
HyeMin frunció su ceño sin comprender.
—¡Q-quiero decir...! ¡Hermosas tus palabras! —chilló BeomGyu mirando hacia abajo con sus mejillas rojizas.
