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—¿Te gusta SooBin?
—Sí, me gusta SooBin.
—Ah...
Su voz... Aún recuerdo la decepción en sus palabras y todos esos pensamientos que me invadieron esa noche de Sábado. ¿Por qué cometí ese error de semejante calaña? Realmente no merezco si quiera que BeomGyu me mire... Estuve toda la tarde del Domingo deseando que no llegara el Lunes; no quería enfrentar lo horrible que sería ver la cara de BeomGyu, sabiendo que quizá él jamás se acercaría a mí de la forma que yo deseo. Pero aquí la pregunta es... ¿Desde cuándo aseguro que BeomGyu podría estar interesado en mí? ¡Eso es totalmente absurdo, porque...! Quiero decir que... Bueno, es casi repetir eso de "nunca ha mostrado indicios de sentir algo más", y en realidad, BeomGyu nunca muestra indicios de sentir nada. Es una persona introvertida y misteriosa que solo logra confundirme -y admitir que eso es lo que me gusta de él, me da miedo, para ser sincera-.
No te vayas...
Tengo miedo de perderte, BeomGyu... pero, ¿Es que acaso te tengo?
Estaba tan nerviosa y me sentía tan perdida. Incluso se sumaba a mis problemas el hecho de que había metido a SooBin en esto, y ahora debía sacarlo de en medio, ¡Y él ni siquiera estaba al tanto! Realmente me sentía mal... Y pensando, regañándome mentalmente y suspirando para no gritar y tener que explicarle a mi familia el motivo de mi estado, decidí escribirle a Choi SooBin.
Estaba sentada en mi asiento, con las manos apretando mis mejillas formando una "U",mientras mi mente me regañaba constantemente y me preparaba para las palabras duras que seguro SooBin me dedicaría ni bien su cuerpo aparezca en el salón. Mi estómago se estaba revolviendo de los nervios. BeomGyu aún no llegaba y lo agradecía, pero al mismo tiempo eso solo me ponía aún más ansiosa y desesperada por lo que podría llegar a pasarme... Entró un grupo pequeño de alumnos al salón mientras reían, gritaban y bromeaban. Entre ellos, Choi SooBin. Él paró de reírse con uno de nuestros compañeros y me miró; le dijo algo al chico y se acercó a mí. Cuando estuvo al frente mío, me sonrió, y yo creí que todo estaba bien, pero luego frunció su ceño y me dio un golpecito en la cabeza, del cual me quejé con dolor y chillé enojada.
—¡Pero qué rayos haces! —Exclamé en modo de reclamo y sobé mi cabeza herida.
—¡Eso debería preguntártelo yo! —Gruñó él y yo lo miré con ojos de cachorro, como si hubiese sido regañada por mi dueño—. ¡Hice todo para que puedas estar un rato a solas con él! Además de que él ha estado más callado de lo normal éstos días... ¡Y tú vas y lo arruinas, mujer!
Sí, le conté. Pero es que no podía dejar que se enterara luego y que las cosas se tornaran aún más confusas y negativas para mí. Y lo extraño es que SooBin estaba enojado porque yo no supe aprovechar mi tiempo con BeomGyu, no porque lo había ensuciado con mis torpes palabras. Lo agradecía, ya que me quitaba un peso de encima, y no me quedaba con la culpa de que él fuese parte de mi error sin siquiera saberlo...
—Lo siento... —Dije triste y luego lo miré frunciendo el ceño—. ¡Pero, espera! ¡Yo nunca te pedí que hicieras algo por mí y por BeomGyu! —Reclamé.
—¡Pero de lejos se te ve las ganas que tienes de estar sola con él, pequeña niña! —Gruñó él con una sonrisa divertida. Nos quedamos mirando fijamente por unos segundos y luego no pudimos contener la risa. La verdad que no podía negar mi atracción e interés por BeomGyu frente a SooBin, porque él supo y aún sabe leerme a la perfección. Incluso más que yo misma, en algunas ocasiones.
| OMNISCIENTE |
Choi BeomGyu caminaba con tranquilidad en dirección al salón en el que le correspondía tomar sus clases.
—Sí, me gusta SooBin.
La noche de ese Sábado,Choi BeomGyu decidió que quizá estaba estorbando en ese triángulo, y que la química entre SooBin y Hyemin era tan pura, que no necesitaban de él. Pero en su mente ese pensamiento no era positivo, si no melancólico, gris, oscuro. Pero¿Por qué? Él no es una persona que deje salir a la luz sentimientos tan normales y cotidianos como la tristeza, el amor, el cariño, la ira... No era alguien con esa capacidad. Y no, no nació así. Él se convirtió en ese BeomGyu pacífico e inexpresivo. Pero ahora ese Choi BeomGyu de piel blanca y suave, ojos color caramelo, cabellos anaranjados ondulados y vestimenta del color que le caracterizaba, se encontraba asustado. Un revoltijo de sentimientos que creyó perdidos estaban reapareciendo; y eso era la principal causa de su miedo: "volver a sentir eso".
Sus pasos eran lentos como de costumbre y su caminata despreocupada, más nunca con una mala postura. Sus manos estaban en su pantalón y su mirada se encontraba perdida en sus pensamientos. No podía admitir lo mucho que le aterró desenterrar a ese chico carismático que alguna vez creyó haber sepultado para siempre. Suspiró y comenzó a pensar volviendo hacia atrás: Con HyeMin, él había tomado confianza rápido sin siquiera darse cuenta. Pero cuando entró en razón (con la aparición de Choi SooBin), se alejó con pánico, y volvió a su zona de confort: la soledad y la intimidad. Por un lado le estaba agradecido a SooBin por aparecer en el momento justo, en el momento en el que casi el antiguo BeomGyu dominaba al actual.
Pero también estaba disgustado, porque HyeMin le sonreía a SooBin como a él, porque ella le hablaba con la confianza que le tenía a él, porque cuando estaban juntos los tres, él se sentía como una sobra. Como ahora por ejemplo, que cuando él cruzó la puerta, lo primero que escuchó y vio, fueron las risas melosas y dulces de SooBin y HyeMin. Se preguntaba, ¿Por qué no puede evitar sentirme así? ¿Por qué no puede simplemente ignorar como HyeMin es tan espontánea cuando ve, habla o simplemente comparte algo con SooBin? ¿Por qué él no es el único?
HyeMin se volteó y lo miró sorprendida. Al parecer ella se dio cuenta de la situación aún más comprometedora en la que se había metido. Sus risas se volvieron nerviosas. SooBin le hizo una seña y luego entrecerró sus ojos, como si le estuviese advirtiendo u obligando a algo. HyeMin asintió disimuladamente y luego volvió a mirar a BeomGyu pero ésta vez con una hermosa sonrisa. Se levantó y se acercó a él mientras aún mantenía esa sonrisa que era una mezcla de nerviosismo y felicidad. BeomGyu la miró sin expresión, aunque por dentro moría por demostrar su revoltijo de emociones.
—Hola, BeomGyu, ¿Cómo estás? —Preguntó ella y el corazón de BeomGyu comenzó a latir con fuerza, más no lo demostró. Simplemente asintió y se movió un poco para dirigirse a su asiento, pero algo se lo impidió—. ¡Espera! —Exclamó HyeMin tomando su brazo y jalándolo, logrando que BeomGyu retrocediera un poco y quedara frente a frente con BeomGyu, sus narices rozando y sus labios casi conociéndose.
Ups...
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