Bueno, esta vez sí puedo decir que empezamos la cuenta regresiva para el final... ¿Listos? ¡Cuenten conmigo!
Faltan 5...
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Yo esperaba impacientemente mientras mordía mi labio. Hoy era Jueves, a dos días de la fiesta. Por mi mente pasaban todas aquellas palabras que le dediqué ayer, que le escupí, que le espeté entre nervios y temores, con ese terror a volverlo a arruinar todo, pero al mismo tiempo haciéndolo. Ahora mismo me sentía como toda una idiota, pues no había podido dormir nada por pensar en cómo encararía a BeomGyu hoy después de todo lo que dije ayer. A decir verdad estaba un poco aliviada porque había dejado las cosas claras, pero luego pensé que estaba siendo estúpida. Si realmente quería apoyarlo en todo, mínimamente tendría que esperarlo hasta que las aguas de su situación se calmaran.
Pero es que al mismo tiempo estaba desesperada, estaba triste, estaba desganada. No quería hacerme falsas ilusiones, porque tanto SooBin como mi madre me decían que él estaba enamorado de mí, y eso solo aumentaba mis ilusiones. Enserio, realmente lo hacía. Estaba asustada. ¿Qué diría? ¿Qué debía hacer? Obviamente empezaría pidiéndole perdón, no por lo que le dije, si no por cómo se lo dije. Le quería decir que lo menos que quería era asustarlo o presionarlo en ésta época tan difícil de su vida. Solo quería apoyarlo pero al mismo tiempo estar tranquila conmigo misma.
Pero BeomGyu no fue ese día...
SooBin llegó, me saludó y ambos entramos al colegio para asistir a nuestras respectivas clases, pero BeomGyu nunca apareció. SooBin me hacía reír y me distraía. Realmente estaba agradecida por todo lo que él había hecho por mí y por BeomGyu, por lo nuestro en sí. Y al mismo tiempo lamentaba el no poder haberle dado lo que quería: nuestro final feliz. Pero bueno, al menos podía vivir con el hecho de que sí me había declarado en mi corazón, y que había tenido la oportunidad de probar esos labios que hasta el día de hoy recordaba. Al menos podría morir sabiendo que junto a él pasé lindos momentos. Que no fui del todo cobarde y que en algunas cosas avancé.
—¡Anímate, HyeMin! —exclamó SooBin mientras comía de su pasta—. A lo mejor perdió el bus o se quedó dormido y por eso no pudo venir. No es como si no lo hubiese hecho antes...
—Por eso mismo estoy nerviosa... Ya lo ha hecho antes, SooBin. ¡Ya ha faltado varias veces por estupideces que cometí yo! ¡O que cometimos juntos! —chillaba solo jugando con mi plato de pasta. SooBin bufó un poco y arrugó su nariz.
—Pero HyeMin...
—¿Lo vas a negar?
SooBin me miró silencioso y luego solo suspiró frustrado tomando de su soda. Estuvimos callados unos minutos mientras pensábamos en qué decir, quizá en qué hacer y en como tranquilizarnos. La campana sonó y yo casi no había probado mi comida. Nos levantamos y SooBin me miró para luego acariciar mi cabeza como si fuese una niña pequeña.
