『 ❀ 』Capítulo 39

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Faltan 4... 🤭❤

Los cuerpos bailaban al ritmo de la música

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Los cuerpos bailaban al ritmo de la música. Todas las personas estaban disfrazadas de cosas diferentes, y es que les interesaba esmerarse pues al final de la fiesta, el mejor disfraz sería premiado con muchos beneficios. Era algo divertido y que se hacía todos los años. Realmente la fiesta de Halloween era la más esperada por todos los alumnos de esa preparatoria. Volviendo al principio, todos danzaban y bebían. La picada estaba deliciosa, y se escuchaban risotadas alegres de todos los estudiantes.

En una de las mesas estaba sentada la hermosa castaña disfrazada de angelita. Su rostro estaba apagado mientras comía de los cubitos de queso que estaban en la mesa. El chico que ella esperaba no había llegado, y eso era suficiente para que ella supiese cual era la respuesta a su confesión. No podía creerlo, pero se rehusaba firmemente a ser rechazada. Ella lo quería demasiado para dejarlo ir... Aún así, estaba triste... Pues no pensó que las cosas serían así. Siempre mantuvo las esperanzas en alto...

El joven pelinegro disfrazado de vampiro, (que por cierto, el disfraz estaba demasiado bien hecho puesto que se lo había hecho la madre modista que el chico tenía), se acercó lentamente a la chica que parecía haber sido atropellada por un carro. Se sentó a su lado y suspiró mirándola afligido. Acarició su hombro y mordió su labio con dolor. Odiaba verla así. Y es que BeomGyu dejó de asistir a la escuela después de que ella le había dicho que lo esperaría en la fiesta.

—¿Cómo te sientes... pequeña? —preguntó SooBin. HyeMin ni siquiera lo miró.

—¿Cómo crees que me siento? —respondió ella con otra pregunta, mientras solo jugaba con la comida.

—Para ser una angelita, estás bien seriota, ¿No crees? —bromeó SooBin, pero se detuvo cuando HyeMin le mostró una mirada casi asesina. El carraspeó y suspiró pensando en qué hacer—. Bien, ¿Qué tal si voy a traerte un poco de ponche y brindamos? —preguntó el pelinegro. HyeMin suspiró y le sonrió un poco, aún algo desanimada.

—¿Qué haría yo sin ti, SooBin? —preguntó ella y SooBin le sonrió algo sonrojado, para luego solo besar su cabeza y levantase a buscar la bebida.

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El pie de BeomGyu se movía rápidamente golpeando el suelo en clara señal de impaciencia. Su rostro estaba pálido y necesitaba hacer algo urgente: su abogado aún no llegaba, pero lo peor de todo, es que no es que estaba atrasado, si no que era BeomGyu el que estaba apurado por que este llegara y así hacer todo rápido y tener tiempo para ir a la fiesta en busca de HyeMin. Miró la hora en su móvil y gruñó lanzando un quejido molesto, pues la fiesta ya había empezado hace bastante, y ni siquiera quería imaginarse la situación.

—Calma, BeomGyu, ya llegará. —suplicó YeonJun algo nervioso mientras tocaba el hombro del menor, quien estaba hirviendo en fuego.

Los minutos pasaban y pasaban. BeomGyu miraba su móvil millones de veces, más no quería escribirle, quería ir por sí mismo. Se rehusaba a no poder ir por ella. Quería en persona demostrarle lo mucho que la quería, tal cual ella lo hizo con él... Todo parecía muy perdido, hasta que la puerta de la casa fue golpeada y BeomGyu se levantó casi de un gran salto y corrió hacia la misma para abrirla. Para su buena suerte, sí era el abogado por el que tanto habían estado esperando.

—Buenas tardes, lamento la demora —habló el hombre y BeomGyu miró aliviado a YeonJun quién le sonrió dándole confianza.

El abogado entró y se acomodó en una de las sillas. Se presentearon más formalmente, y BeomGyu empezó con la explicación de su caso al mismo tiempo que YeonJun le dio todas las copias de las pruebas, los análisis, etc. El señor abogado llamado Im ByunJung leía y escuchaba todo con suma atención. Cuando BeomGyu concluyó, o al menos decidió guardar silencio, el hombre mayor de todos, decidió hablar.

—Joven Choi, está de más decir que su caso es uno especial. —comenzó hablando el abogado—. Por lo general, todos aquellos delitos cometidos que no se hayan denunciado a su debido tiempo no tienen validez luego. Pero usted cuenta con la ayuda de un oficial que encontró pruebas actuales de las malas conductas del acusado, porque todas sus pruebas pasadas resurgen del polvo. —continuó explicando, para luego carraspear su garganta—. Este caso debe ser llevado a juicio. ¿Usted tiene testigos? —preguntó.

BeomGyu solo señaló a YeonJun quién asintió.

—Bien, ¿Nadie más? —BeomGyu negó y el hombre asintió, pero antes de intentar proseguir con su charla, YeonJun lo detuvo.

—¡Creo que hay más testigos! —exclamó YeonJun y BeomGyu lo miró con sus ojitos brillantes sin poder creerlo.

—¿Quiénes, señor Choi?

—Los vecinos. Si la suerte está de nuestro lado, los vecinos de la casa de al lado, quienes llamaron a la policía aquella vez, podrán ayudarnos. —habló YeonJun y BeomGyu sonrió con suma ansiedad.

—Bien, intentaré contactarme con ellos. Quiero que me den la ubicación de la casa anterior. Iré personalmente a inspeccionar para ver si hay algo que podamos utilizar a nuestro favor en este caso. —afirmó ByunJung y los otros dos chicos asintieron.

Las horas pasaron, BeomGyu se había olvidado completamente de la fiesta por estar tan enfocado en su caso, en los sucesos de su vida... YeonJun se levantó y juntos despidieron al abogado. Luego solo lo acompañó hasta la puerta para agradecerle por su ayuda y luego cerrar la misma. Ambos suspiraron aliviados y YeonJun miró el reloj que estaba colgado en la pared con sus ojos en grande.

—¡BeomGyu! ¡La fiesta! —exclamó YeonJun y BeomGyu lo miró sorprendido para también mirar la hora.

—¡Aún tienes tiempo! ¡¡CORRE!!

BeomGyu asintió y tomó su móvil y sus llaves. Se acomodó solo un poco el cabello, aunque fue en vano porque apenas salió corriendo este se despeinó, pero no le importaba. Iría a buscar a Lee HyeMin.

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—¿Enserio no quieres bailar? —preguntó SooBin haciendo un pucherito, pero HyeMin no respondió nada. Los ojos del pelinegro decayeron y tan solo bajó la mirada para pensar en qué hacer para que ella lograra intentar animarse un poco y así disfrutar de la fiesta. Suspiró y miró sus vasos, ambos vacíos—. Quieres... ¿Más ponche? —preguntó SooBin preocupado y HyeMin lo observó asintiendo.

La muchacha parecía un fantasma, un ser sin alma ni sentimiento de tan pálida y vacía que se mostraba. SooBin quería darle un gran golpe a BeomGyu. Incluso luego de la fiesta iría a buscarlo. Aunque no sabía donde vivía, pero podría preguntarle a YeonJun acerca de su dirección.

—Sí, por favor... —susurró HyeMin muy indefensa y SooBin volvió a pararse para acercarse nuevamente a la zona de bebidas.

Por otro lado, los pasos del joven de vestimentas rosadas eran completamente apresurados. Su respiración era agitada y necesitaba un respiro para tomar aire, pero no se lo daría, porque su chica aguardaba en esa maldita fiesta a la que él deseaba con todas sus fuerzas llegar. Casi se tropezó un par de veces, pero no le importaba. Pronto llegaría y todo se arreglaría, porque él ya tenía decidido qué es lo que iba a hacer.

Las puertas del lugar se abrieron, y su silueta se pudo ver.

¡Hora de ir a buscar a su chica!

¡Hora de ir a buscar a su chica!

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Pink Palette 🌷 최범규 Choi Beom-Gyu【 TERMINADA 】Donde viven las historias. Descúbrelo ahora