Ese chico es callado y misterioso.
Siempre se sienta al fondo de la clase y siempre lleva sus audífonos grandes puestos.
No sé qué tipo de música escucha, ni porqué no presta atención a la clase, pero tengo que decir que me interesa muchísimo conoce...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
HyeMin miraba el cielo mientras BeomGyu hablaba y le contaba todo aquello que había sucedido hace tan solo un par de horas. HyeMin asentía algo afligida y penetrada por los sentimientos que el joven podía transmitirle en palabras y no en expresiones faciales, de las que carecía un poco en variedad. La brisa leve hacía bailar sus cabellos con dulzura y parsimonia, mientras los labios de BeomGyu se movían con lentitud, pero con confianza. HyeMin lo observó cuando su relato acabó y lo abrazó. BeomGyu correspondió a ese abrazo. Ambos cerraron sus ojos...
Ese abrazo fue eterno... Pues ninguno quería soltar al otro...
—Me alegra que me hayas querido contar todo, BeomGyu. —susurró HyeMin aún abrazándolo y se separó lentamente para acariciar sus mejillas. BeomGyu asintió y sus mejillas se sonrojaron un poco y ambos se separaron algo nerviosos y avergonzados.
—Yo quise contártelo porque quiero cambiar... Y sé que si yo no pongo de mi parte, nunca voy a salir de este hoyo... —susurró BeomGyu dejando escapar un suspiro fuerte y aliviador—. Dijiste que me apoyaste, y yo quiero confiar en eso.
HyeMin le sonrió con dulzura y asintió con tranquilidad intentando darle ayuda al joven que estaba frágil sentado a su lado. BeomGyu la observó y ella le hizo señas dando palmaditas en sus piernas. BeomGyu sonrió levemente y luego carraspeó su garganta para apoyar su cabeza observándola fijamente desde abajo. Ella lo miró y él la miró a ella. La conexión era escalofriantemente perfecta y equilibrada.
Ambos tenían sus corazones latiendo a mil, como si fueses bocinas intentando alertarles de que estaban cayendo hacia lo profundo de un abismo llamado "amor", del cual ellos no querían volver atrás. Algunos cabellos castaños de la joven cayeron hacia adelante interrumpiendo la hermosa vista que el joven tenía. La pálida y huesuda mano de BeomGyu se acercó dudosa al rostro de HyeMin y acomodó esos hermosos cabellos detrás de su oreja.
—BeomGyu... —susurró HyeMin y él pestañeó embobado.
Su cabeza comenzó a elevarse lentamente, acercándose con una lentitud tortuosa pero romántica al rostro de la muchacha. Los ojos de ambos brillaban como cristales. Los labios de BeomGyu se abrieron levemente y HyeMin cerró sus ojos esperando aquel tan deseado contacto, que para su sorpresa...
...sí llego.
Los finos y rosados labios de BeomGyu acariciaron los de HyeMin, quién se quedó allí, disfrutando el roce. Los dedos del joven BeomGyu acariciaban las mejillas de la hermosa chica que tenía allí. No fue más que un beso corto y sin movimiento alguno, pero fue tan angelical que alguno de ellos podría llorar allí mismo. Se separaron, pero con la misma lentitud con la que se unieron anteriormente y se miraron, admirándose fijamente.
—HyeMin... —susurró él y ella lo miró sorprendida, sin poder que él la había besado primero. Suspiraba entrecortado—. ¿Hace cuanto t-
Pero el sonido del móvil de HyeMin sonó, alertándolos a ambos haciendo que se separaran con rapidez. BeomGyu se levantó y la miró buscar su móvil. Ella lo sacó de su bolso y miró quién la llamaba. Suspiró al notar que era su madre. Miró a BeomGyu con nerviosismo y él solo le asintió, indicándole que atendiese. Ella suspiró nuevamente y así lo hizo.
