35. Aterrada

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CAPÍTULO LARGO.

- ¿Estas loco, Holland?- me rio con nerviosismo, esto debe ser un mal chiste.

- No, prometo que te voy a cuidar- dice al otro lado, justo pegado al árbol- Vamos.

Me extiende su mano. Dios, cuida mis piernas, por favor. Tomo su mano y estoy temblando, nunca me he fugado por mi propia ventana, ni siquiera sabía que el segundo piso estaba tan alto. Cruzo como puedo y me recargo en una parte de cemento que tienen todas las casas, Tom, trepa al arbol en la rama más gorda de todas y se queda esperandome, estoy temblando del miedo.

- ¿Es seguro?

- Me ha resistido después de comer siete hot cakes, Hayle- dice y yo rio- Creo que nos puede aguantar.

Tom es imposible. Tomo una rama, paso un pie y luego el otro cuando siento el aire golpear mi cara brutalmente, Tom comienza a bajar y me indica donde poner mi pie, no creí que para venir a verme se expone de esta forma a la muerte, sigo bajando aferrandome a las ramas y sintiendo que será mi ultimo respiro. Después Tom salta y cae hasta el piso, claro, es gimnasta, supongo que es de plastilina.

Me mira hacia arriba y niego repetidamente.

- No hay más ramas, no esta tan alto- dice Tom extendiendome su mano- Si quieres puedes sentarte allí y luego saltar.

Le hago caso, me siento en la rama y se ve un poco más bajo, pero de todas formas, mis saltos se reducen a dos escalones abajo, no a esta altura.

- Ya me dio miedo- me rio nerviosamente- Mejor me quedo aquí.

- Te atrapo- dice y abro mis ojos inmediatamente- Confia en mi, Hayle.

Trago grueso, sé que es una estupidez sentir pavor por esta altura, pero no es mi culpa tener esta fobia y no ser una buena trepadora de árboles. Tom me extiende sus brazos a una distancia más cercana, decido confiar mi vida e integridad al chico frente a mi y me aviento suavemente (o lo más suave) hacia él.

Para cuando me doy cuenta, la fuerza de la gravedad hace que Tom se tambalee hasta que ambos caigamos contra el pasto, yo encima de el, cuando por fin veo bien, Tom tiene una mano en mi nuca levantandome del suelo, tal vez por eso no sentí el golpe y se lo agradezco infinitamente. Es un gesto muy lindo. Lo miro y lo único que hace es reirse, no sé que me provoca más risa, si lo que acaba de pasar o su risa misma. Y ahora ambos estabamos riendo como tontos en el cesped afuera de mi casa a las nueve y media de la noche.

Pasan los minutos y me ayuda a levantarme, me sorprende como me trata, la verdad me atrevería a decir que se comporta muy caballeroso. Cuando me levanto y me sacudo del piso miro las facciones de Tom a la luz de la luna, son perfectas, y yo creo que aún se ven simetricamente perfectas. Me atrapa mirandolo y sonríe, yo trato de no volverme un tipico jitomate.

- No vuelvo a subirme a un árbol- bromeó.

El toma mi mano y me guia a lo que parece ser su camioneta, la misma que cuando fuimos al autocine, los recuerdos invaden mi mente y desearía volver a estar allí con él, pero creo que esto es mucho mejor.

Conduce a una velocidad moderada y yo prendo la radio, la canción de All of Me, de John Legend suena. Subo un poco el volumen y Tom me mira y en cuanto lo hace sé que esa canción le gusta. Comienza a tararearla y yo también lo hago, me gusta mucho esa canción, aunque al mismo tiempo me hace llorar a rios. Me recargo en mi asiento mientras lo veo conducir, tal vez después de todo, esto es lo que importa; me refiero a que los momentos que pasó con él son los que voy a recordar para siempre, no importa durante cuanto tiempo sean, aunque quisiera no pensar en eso, porque justo ahora, quiero llorar. Pensar en que dejaré ir esto, a él, y todo cambiará me duele, y esta canción no me ayuda.

El Chico De La Ventana | Tom Holland | SIN EDITARDonde viven las historias. Descúbrelo ahora