POV NATALIA
Huía, estaba huyendo de la realidad, como si dejar mis problemas atrás fuera la solución de los mismos.
Intentaba no pensar en ellos, solamente disfrutando de conducir, amo conducir y sobretodo por estas carreteras de montaña, con todas esas curvas en zic-zac, contemplando el monte, los colores de los arboles, el verde del campo y los animales a medio metro de la carretera.
Iba tan absorta en mi pensamiento de no pensar en nada y viendo ese precioso atardecer que no me di cuenta de la luz del gasoil encendida.
- !Joder, lo que me faltaba ahora!
El coche se detuvo , por suerte había un camino donde lo pude dejar sin que molestara a nadie. A lo lejos se veían unas cuantas casas. Después de andar unos diez minutos estaba ahí pero nada, eran segundas residencias, ni una alma por ahí.
Me fije en un cartel que indicaba un hotel, estaba ¡a cinco kilómetros!.
- ¡Joder con el combustible!
Ya llevaba andado veinte minutos y no veía la hora de llegar, la noche estaba cayendo y con ello las temperaturas. Cuando me estaba desanimando y pensando en volver al coche para pasar la noche vi unas luces que se acercaban, una furgoneta paró a mi lado, era un matrimonio de unos cincuenta años.
- Hola, ¿necesita ayuda? No debería de andar por ahí a estas horas, está a punto de caer la noche. - Habló la mujer
- Verán, me he quedado sin combustible, deje el coche atrás, a unos dos o tres kilómetros quizás. Me dirigía a la fonda Reche para pasar la noche ahí.
- Pues mira que suerte, somos sus dueños. Sube y vamos para allá.
Cuando llegamos encendieron la chimenea, no se cuanto tiempo estuve ahí de pie viendo la leña arder.
- Disculpa que hace un poco de frío. No teníamos ninguna reserva hasta el fin de semana y hemos ido a la ciudad acompañar a nuestra hija al medico.
- Oh, no se preocupe. Muchas gracias por recogerme.- dije mientras me daba la vuelta encontrándome con una mesa para tres puesta.
- Siéntate, vamos a cenar un poco y luego vas a descansar que tienes una carita de estar agotada.
Durante la cena estuvimos hablando de la fonda, de como había ido pasando de generación a generación y de como era la vida de pueblo. Después de cenar les ayude a recoger la mesa y tomamos una infusión alrededor de la chimenea.
Amaia me acompaño a la habitación.
- Toma, puedes usar esta ropa para dormir, es de mi hija. quizás los pantalones te están un poco cortos, ella es mas bajita que tu, pero bueno, al menos estarás más cómoda. Descansa Natalia, mañana cuando te levantes Alfred te acompañara al pueblo para resolver lo del coche.
- Buenas noches y muchas gracias, le dije frotando ya mis ojos color café.
Eran las doce pasadas cuando escuché unos ruidos extraños, entreabrí los ojos recordando donde me encontraba, me desperecé entra las sábanas, había dormido como nunca pero era hora de levantarme.
Mi media melena castaña relataba lo agustito que dormí, finalemente me hice un moño rápido, me puse la misma ropa que ayer y fui escaleras abajo.
- Buenos días Natalia, como has descansado bonita?
Ven, te he preparado el desayuno. Se sentó conmigo en la mesa, mientras ella se tomaba un café yo me zampa a unas tostadas con embutidos de la zona.
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En cuarentena
RomanceNatalia llegó al pueblo huyendo de su familia hace ya cinco meses. Alba no quiere regresar y enfrentarse al trauma que le dejo este lugar. Pero sin previo aviso llega un virus y el gobierno dice que todos debemos ponernos en cuarentena para poder...