POV ALBA
Esta mañana he desayunado junto a Natalia. Hacía varios días que Joan se había ido y el estar a solas con la morena se me estaba haciendo más cómodo de lo que me esperaba.
Desde el accidente me cuesta socializar con gente nueva. De hecho, con gente ya conocida también. Cuando salí del hospital y me encontraba con gente conocida ya no era lo mismo que antes, ellos no eran los mismos. Me miraban diferente, con pena y me trataban igual.
Eso a mi me hacía sentir insegura, insuficiente e incapaz.
Con el tiempo me he dado cuenta que ellos únicamente se preocupaban por mi pero a mi no me ayudaba tener a gente viéndome como si me fuese a romper porque sin darme cuenta cada vez me hacía más frágil.
Conocer gente nueva significaba tener que contar toda la historia, cosa que me apetecía menos mil. Y finalmente conseguía lo mismo, ser la "pobrecita" para todo el mundo. Y yo odio eso.
Sin embargo con Nat todo se ha dado distinto. El confinamiento no me ha permitió alejarme de ella y ahora que estamos ha solas menos. Me ha permitido conocerla un poco y compartir aficiones ha hecho que tengamos muchos temas de los que hablar.
Me siento super bien a su lado y siento que cada vez la quiero conocer un poco más. Y cuando parece que vamos a subir ese peldaño me acuerdo de la realidad. La estoy engañando, Natalia es así conmigo porque no sabe mi realidad.
A media mañana tenía cita virtual con Júlia, después de observar como estaba muñón, contarle mis sensaciones y de aplicarme las cremas que me ha indicado he empezado mi entrenamiento con Carlos.
- Alba, se nota que has estado trabajando mucho. Estoy muy contento.
- Gracias.
Andar cada vez lo tenía más dominado y ahora únicamente me apoyaba en una muleta.
Durante los últimos días practicamos el equilibrio, para poder moverme con más naturalidad sin tambalearme.
- Un paso a la derecha. Dos hacia delante. Uno a la derecha, dos atrás, tres a la izquierda. Date la vuelta.
Carlos me iba diciendo los movimientos y yo los debía de hacer lo más rápido y estable posible. Después de diez minutos siguiendo sus indicaciones me quedé en frente de la ventana de la habitación.
Justo vi pasar a Natalia por delante de la casa. Iba con un bote de pintura en la mano, esta mañana me había dicho que quería pintar las vigas de madera de debajo del porche.
Me fascinaba el estilo de esta chica. Se había adueñado completamente de la camiseta de las spice girls que ahora lucía mucho mejor con todas las manchas de pintura de los días anteriores.
Había encontrado unos pantalones viejos de mi padre. Eran unos tejanos y le había puesto un cordón como si fuera un cinturón para sujetarlos a la cintura. Los llevaba doblados en las piernas y le quedaban por los tobillos.
La camiseta ancha metida por dentro del pantalón y sus calcetines altos de animalitos que no podía faltar en el look la hacían lucir genial.
- Oye rubia, estás ahí. Que te perdido hace cinco minutos. - Me dijo Carlos desde el otro lado de la pantalla.
- Si perdona, que me distraído.
- No si ya me dado cuenta. A quien tienes por ahí pillina?
- Solo era mi... - Que es Natalia mio? trabajadora de mis padres? una amiga? compañera de piso? solo compañera de confinamiento?
- tu... Oioi, creo que tienes algo que contarme tu, no?
Al principio el trato con Carlos era explícitamente terapeuta-paciente pero durante el tiempo que llevábamos de tratamiento y debido a nuestras edades ahora manteníamos las conversaciones de forma más informal, más juveniles.
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En cuarentena
RomanceNatalia llegó al pueblo huyendo de su familia hace ya cinco meses. Alba no quiere regresar y enfrentarse al trauma que le dejo este lugar. Pero sin previo aviso llega un virus y el gobierno dice que todos debemos ponernos en cuarentena para poder...