CAP. 7

2.5K 145 0
                                    

POV ALBA

No había pegado ojo en toda la noche, que horror, no recordaba lo molesto que es querer dormir y no poder. Y realmente el problema no es el dormir, porque ya ves tú, estamos confinados y no tenemos "nada" que hacer durante el día. Pero el cerebro no deja de pensar.

Acepto que Joan se incorpore al sistema sanitario, pero es como mi hermano y tengo miedo por él. Además me entristece pensar en las condiciones en las que lo hará.

Joder, su vocación siempre ha sido la medicina, poder ayudar a los demás y no lo hará en condiciones favorable. Él deseaba atender a un paciente, cuidarlo, acompañarlo durante sus tratamientos y en la mayoría de los casos ver cómo puede volver a casa recuperado con su família. Pero lo que se va a encontrar es todo lo contrario.

Mis papás están agotados, física y psicológicamente, los enfermos no dan tregua y no se pueden permitir dejar de atenderlos para su descanso. Además los resultados no son bueno, la curva de infectados no deja de subir y son miles los muertos por el maldito virus.

Por una vez parece que nuestro país va en cabeza en un ranking y tiene que ser este, el de más infectados y muertes por el COVID-19.

Me siento muy orgullosa de ellos y su equipo, pero estoy deseando que esta pesadilla acabe y vuelvan a casa. Necesito su abrazo, quiero decirles que los quiero y que me perdonen por haber fastidiado su vida.

Mi pierna. Tenía que pensar algo para no salir de la habitación en días. No me apetece nada contarle a Natalia toda la historia y tener a otra persona que solo quiera cuidarme y mirarme con cara de pena. Ese cupo ya lo tengo lleno.

Cuando Joan ha venido a despedirse me ha animado a decirle la verdad. Él está convencido que sería algo positivo para mi pero yo no lo veo así. Natalia se está comportando como ella misma y siento que cuando los demás están al corriente de mi situación dejan de ser ellas mismas y no quiero que pase.

toc.toc.toc

- Alba, ¿estás dormida? - Natalia asomó la cabeza por la puerta.

- Estoy despierta. Dime.

- No vas a bajar a desayunar. Son más de las doce ya.

- No tengo hambre Nat. Me quedaré en la habitación un rato más.

- Vale, bueno. Como tu quieras.

Natalia salió cabizbaja de la habitación.

Tengo que pensar algo, voy a llamar a Julia a ver si me dejan poner la prótesis. En sus planes aún faltarían dos semanas, pero anímicamente me siento mucho mejor y con la cantidad de ejercicio que he hecho creo que puedo lograrlo.

- Julia. Buenos días.

- Hola Alba, ¿como estas? Habíamos quedado en llamarnos pasado mañana, no? ¿Ha pasado algo?

- No, no. Estoy bien. ¿Cómo ves mi muñón? - Le dije enfocando la cámara.

- Pues el muñón se ve bien. En las fotos que me mandas tienes las heridas completamente cicatrizadas. Se nota que has ido poniendo la crema que te dí, el color rosado solo queda en algunos puntos, eso quiere decir que la piel se ha ido reforzando. Vamos a buen ritmo.

- Si, estoy siendo muy cuidados y con los ejercicios también.

- Carlos me ha ido contando las rutinas de ejercicio. Si sigues así en un par de semanas podemos intentar poner la prótesis.

- No podría ser un poquito antes?

- Bueno lo iremos viendo sobre la marcha Alba, ya sabes que eso no es exacto. Quizás en diez días, no se.

En cuarentenaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora