POV NATALIA
No quité los ojos de Alba hasta que la perdí de vista. La rubia había empezado un juego de seducción en el cuál ha sido la clara vencedora y no me importa, no tengo mal perder y menos a estos juegos y con ella.
Realmente ha dejado un nivel muy alto. Alba me pone. Me pone como una moto. Que digo como una moto como un tractor por lo menos.
Aún no me podía creer que haya sido capaz de hacerme eso. Cada faceta que conozco de la rubia me gusta mas y mas. Es posible que la misma persona me despierte mi lado más tierno y a la vez mi lado más sexual?
Nunca había deseado tanto a una persona como acabo de hacerlo con ella. Me ha dejado completamente en estado de shock. En cuestión de minutos he pasado de estar con el calentón más importante que pueda recordar, a la sorpresa e incredulidad hasta la frustración.
Siempre me he considerado una persona que disfruta de su sexualidad sin embargo durante mi última relación se había convertido en un mero trámite que trataba siempre de evitar. Mi satisfacción había sido casi nula en todo ese tiempo, solamente se trataba de que mi cuerpo facilitara placer.
Eso me hacía sentir una persona sucia y poco a poco dejé de complacer a mi cuerpo como me pedía. Como si hubiera un botón de apagado y encendido yo había bajado esos plomos.
Por primera vez en mucho tiempo me acababa de sentir deseada de verdad y yo correspondía a ese sentimiento.
Todas las hormonas que acaban de segregar mi cuerpo estaban fluyendo libremente sin terminar de explosionar y eso me ha dejado con una frustración difícil de comparar.
Tras unos veinte minutos en stand by he reaccionado y finalmente me decidido por hacer un poco de actividad física. Necesito rebajar tanta tensión.
Cambié mi ropa por unos leggins estampados de colores y un top deportivo a juego y me puse hacer una rutina de cardio dentro de casa. Llevaba media hora con los ejercicios.
Estaba empezando a sudar y mis mofletes tenían un color rosado por el esfuerzo. Llevaba los cascos puestos para animarme con el ritmo de la música sin molestar a nadie. Estaba haciendo flexiones cuando vi unos pies asomados por el pasillo. Estaban quietos en mi dirección.
- Te gusta lo que ves, rubia? - Le dije sin dejar de hacer ejercicio.
- Mucho.
- Me alegro. Pero además de mirar podrías ayudarme, no?
- Como? - El tono de la rubia era pícaro. Quería una segunda ronda?
- Sujetame los pies. Quiero hacer abdominales. - Me di la vuelta sentandome y Alba se agachó sujetando mis pies con sus manos.
- Empecé con los movimientos de atrás hacia adelante con mis manos cruzadas sobre mi pecho. Mis rodillas inclinadas marcaban el límite de incorporación de mi cuerpo.
- Esa es tu mejor forma de... - Dejó su frase incompleta.
- De que? - Le dije cuando estaba cerca de su cuerpo. Entre movimiento y movimiento vi en la cara de Alba un ápice de ¿vergüenza?
- De bajar el calentón? - Alba abrió su boca ante mis palabras.
- Uy. No me dirás que ahora tienes vergüenza, rubita?
- Noo. - Meec, si tuviéramos un detector de mentiras ahora mismo pitaría. Si, tenía vergüenza.
- Eres capaz de hacerme lo que has hecho antes y te da vergüenza decir la palabra calentón? - Acababa de hacer un gran descubrimiento, a Alba le daban pudor decir esas palabra en voz alta.
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En cuarentena
RomanceNatalia llegó al pueblo huyendo de su familia hace ya cinco meses. Alba no quiere regresar y enfrentarse al trauma que le dejo este lugar. Pero sin previo aviso llega un virus y el gobierno dice que todos debemos ponernos en cuarentena para poder...