CAP. 12

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POV ALBA

Tenía que hacerlo. Me sentía fatal por como el otro día había forzado a Natalia a contarme cosas que ella no quería. Cada vez que paso tiempo con ella me siento muy bien, muy agusto y me quedo con ganas de más. Todo lo que conozco de ella me gusta y tengo ansias por descubrir más.

- El otro día con el juego de las preguntas te viste obligada a contarme cosas que tu no querías y lo siento mucho.

Tenía la cabeza agachada, no podía ni verla a los ojos, movía nerviosa el botón de mi camisa tejana entre mis dedos.

- Alba, no me tienes que pedir disculpas.

- Bueno, me siento un poco culpable, como que te presioné y lo siento.

- Faltaría más. Si yo te conté algo fue porque quise.

Natalia puso su mano en mi barbilla y me hizo levantar ligeramente la cabeza hasta que nuestros ojos se encontraron. Pero no pude sostener la mirada y volví agachar la cabeza.

- Ei, Alba. MÍrame. Había puesto su mano sobre la mía, tratando que no forzara tanto el botón de la camisa o acabaría rompiéndolo.

- Mírame, por favor. - me volvió a pedir. Poco a poco levanté mi mirada hasta encontrarme con la suya y tras unos segundos Natalia siguió hablando.

- Quiero que te quede claro que no hiciste nada malo, estábamos charlando, lo que te conté fue porque quise.

- Piénsalo bien. Si yo no te hubiera preguntado tu no me habrías contado todo eso... ni tus tatuajes. - Le dije viendo como su mano tatuada seguía sobre la mía.

 - Albi, te lo hubiera contado igual, quizás habría tardado más días en hacerlo. Pero es normal que hablemos de nuestras cosas. Llevamos un mes encerradas, ahora solo estamos tu y yo aquí y por lo que parece aún nos queda bastante más tiempo que pasar juntas. Así que estoy muy segura que tarde o temprano te lo hubiera contado. Lo que ya sabes e incluso más.

- No te arrepientes?

- Para nada.

La morena retiró su mano que tenía sobre la mía y la subió hasta llegar a mi rostro. Retirando un mechón de pelo que tenía suelto y acompañándolo hasta detrás de mi oreja.

Natalia hacía que me derritiera, como podía transmitirme tanta ternura y cariño con un solo gesto.

- No debes de sentirte culpable, vale?

- Entonces porqué estabas tan rara la mañana siguiente?

- No estaba rara, remover tantas emociones dentro de mí me dejó agotada. Y por eso mismo no quise seguir con la conversación. No porque no quiera contártelo. Si?

Busqué en su mirada un detalle, un pequeño reflejo que me dijera que Natalia no estaba siendo sincera pero no había ni ápice de duda. Natalia estaba muy convencida de lo que me estaba diciendo. Finalmente asentí.

Nuestra proximidad era tanta que cuando quise bajar un poco la cabeza Natalia también lo hizo, haciendo que nuestras frentes se juntaran.

Ante el contacto cerré los ojos. Me moría por besarla. En mi cabeza puedo verlo perfectamente, solo tendría que inclinar ligeramente mi cabeza y mover mis labios para acercarlos a los suyos.

Toda esta mezcla de sentimientos me da miedo. Hace demasiado tiempo que no me permito esta proximidad con una persona tanto a nivel físico como emocional.

Me gustaría se valiente, atreverme a vivir las emociones al cien por cien, con sus victorias y sus derrotas. Pero fueron tantas las derrotas que me limite a ver los partidos sin volver a jugar. Pero ahora quiero jugar y no quiero frenar por si sale mal.

En cuarentenaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora