CAP. 24

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POV NATALIA

Alba se veía hermosa... y tan tierna... su pelo despeinado sobre la almohada, sus labios rosados entreabiertos dejaban escapar pequeños suspiros, sus manos cerradas apoyadas en sus mofletes...

Después de haber llorado durante mucho rato su respiración se ha ido calmando poco a poco hasta caer profundamente dormida entre mis brazos.

Mis ojos no se han despegado de su rostro ni un instante, casi ni siquiera para pestañear, no dejaba de descubrir los pequeños detalles que se esconde en su rostro. Mi mente estaba tan inquieta como mis ojos, miles de preguntas venían a mi mente.

Sus labios se movieron ligeramente y sus cejas de curvaron formando una mueca de desagrado. Parecía que algo en sus sueños estaba invadiendo su calma y yo solo quería alejar sus fantasmas.

Estaba haciendo un gran esfuerzo por mantenerme completamente quieta, tenía tantas ganas de acariciar su piel, tan suave y cálida y sobre todo de quitar de su cabeza cualquier cosa que le pudiera estar molestando en estos momentos.

Finalmente su respiración se fue sincronizando con la mía llevándome a los brazos de morfeo.

Empecé a removerme en la cama, tenía la extraña sensación de que alguien me estaba mirando. Lentamente me moví dentro de la cama, estiré mis brazos cuando golpeé con un objeto extraño. Me cubrí un poco más con las sábanas sin abrir los ojos, no quería despertar pero un olor diferente se apoderó de mis fosas nasales haciéndome abrir los ojos de golpe. No estaba en mi habitación.

De repente empecé a recordar todo lo que había sucedido anoche, no había sido un sueño, me encontraba en la habitación de Alba. Me di la vuelta en la cama pero ella no estaba ahí. Me quise levantar rápidamente cuando escuche un ruido en el baño y la puerta se abrió dejándome ver por primera vez a la rubia.

Podía alguien ser tan hermosa recién levantada y después de haber estado llorando durante horas la noche anterior? Efectivamente ella si podía. Estiré mi mano reclamando su cercanía, dio un par de pasos en la cama hasta que conseguí agarrar su mano y dar un leve tirón para que se sentara de nuevo en su colchón.

- Buenos días rubia. - Alba parecía estar cohibida, no dejaba de mirarme con una expresión que no sabría describir.

- Buenos días Nat. - dijo sin acercarse a mi. Me incorporé en la cama quedando sentada a escasos centímetros de ella y poco a poco me acerqué hasta dejar un beso en su mejilla. 

- Cómo te sientes? - Le pregunté mientras ponía bien el pelo que caía por su cara.

- En qué sentido? - Preguntó cauta antes de darme una respuesta. 

- Físico?

- Estoy bien, no me duele nada y creo que el hinchazon de mis ojos es simplemente de haber llorado.

- Genial. Y emocionalmente? - Me atreví a preguntar.

- No lo sé. Dijo agachando la cabeza.

- Bueno, tranquila. Cuando estés lista y quieras hablamos. - Alba me dedicó una pequeña sonrisa de agradecimiento y sonrió levemente.

- Te incomoda que esté aquí? - Lo último que quería era incomodarla.

- A mí no. Te incomoda a ti? - Veía a la rubia cohibida e insegura.

- Me incomoda estar yo dentro de tu cama y tu fuera. Y no tengo intención de salir así que vienes? - Dije levantando un poco la sábana para que volviera a mi lado.

Tardó unos segundo en decidirse, segundos que a mi me parecieron largos minutos pero finalmente se quitó las zapatillas y se tumbó de nuevo a mi lado. Dejó su cabeza sobre mi pecho y escondió su rostro en mi cuello. Con una mano la pasé por detrás de su espalda dejando pequeñas caricias en ella mientras la otra la enredaba entre sus dedos.

En cuarentenaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora