EPÍLOGO

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POV NATALIA

El olor a carbón, las cervezas, la música a todo volumen, buena comida y sobretodo buena gente.

Estos son los pequeños placeres de la vida, lo que de verdad importa y a veces tiene que llegar una maldita pandemia para que lo valoremos de verdad.

Habíamos invitado a todos los amigos de Alba y también a Julia y Carlos.

- Lacunza, veo que habéis sobrevivido las dos sin mi - Dijo Joan guiñandome un ojo mientras se tomaba unas cervezas.

- Si, aunque tuve mis dudas al principio.

- No te creo, si Alba babeaba por ti desde el minuto cero.

- Anda calla, si os pasábais el día pegados, vamos que yo pensaba que estabais más juntos que juntos. - Los dos mirábamos embobados a la rubia bailar con sus amigas...

- Nunca pensé que podría cambiar tanto en tan poco tiempo. Y tú has tenido bastante que ver en eso. Gracias.

- Yo no he hecho nada, todo el mérito es suyo.

Nuestra conversación se vio interrumpida cuando la Mari se puso en medio de nosotros bailando. Los tres nos empezamos a mover al ritmo de la música latina que sonaba.

- Venga, no me seas sosa que ya vi que sabes mover muy bien esta cinturita - Dijo la Mari apoyando sus manos en ella. Empecé a moverme sin estar muy pegada a ella pero inevitablemente cada vez se acercaba más a mi y yo me estaba poniendo nerviosa.

Alba se acercó a nosotros bailando, paró enfrente de Joan y puso las manos en su cuello. Se movía sensualmente contra su cuerpo sin apartar su mirada de mi. Me estaban encendiendo sus movimientos.

Involuntariamente me pegué más a la Mari que seguía moviendo la cadera junto a mi. Se agachó sensualmente hasta mis piernas para volver a subir acariciando mis piernas, mi abdomen hasta quedar muy pegada a mi rostro.

En un movimiento rápido Alba se puso entre las dos, sus nalgas pegadas a mi pelvis hicieron que nuestros cuerpos se movieran como si fuesen uno solo. Mi mirada se perdió en el azul de sus ojos, todo lo demás dejó de existir a mi alrededor, prácticamente dejé de escuchar la música, únicamente era capaz de sentir el tacto de su cálida piel.

- Has tardado mucho, cariño... le susurré. Hacía demasiado rato que me moría por bailar con ella.

- Quería dejar que te disfrutaran un poco antes de hacerles saber que eres mía.

Los labios de Alba chocaron contra los míos de la forma más sensual, su cuerpo se contoneaba junto al mío, mis manos viajaron por su cuerpo hasta llegar a sus nalgas y apretarlas hacía mi. Su lengua se escapó del beso y empezó un camino por mi cuello, un gemido se escapó de mi garganta. Los gritos de vítores, aplausos, chillidos... me hicieron volver a la realidad.

Abrí los ojos y vi todos nuestros invitados alrededor nuestro aplaudiendo y animandonos. En milésimas de segundo mis mejillas cogieron el rojo más intenso de su historia.

- Joder rubia, con un poco menos de lengua también me hubiera quedado claro que esta morenaza es tuya! Cabronas, que me habéis puesto hasta cachonda. - Todos empezamos a reír con el comentario de la Mari.

- Lo siento Mari, ella me vio primero. - Le dije yo siguiendo la broma.


POV ALBA

Volver a estar en casa con toda mi familia, mis amigos y mi chica de esta manera es algo que no había imaginado nunca ni en mis mejores sueños. Estaba sentada en el balancín observando y no me podía sentir más feliz.

En cuarentenaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora