POV NATALIA
Empecé a escuchar ruidos a mi alrededor y abrí los ojos desorientada. Cuando me vi en el sofá empecé a recordar cómo terminé aquí anoche, Alba me había cubierto con una manta.
Eran casi la una del mediodía, madre mía al final había caído dormida como una marmota.
- Shht Queen. Estate aquí quieta que no queremos despertar a Nat, - Escuche como le hablaba a la perra y no pude evitar sonreír.
- Rubia... Dije desde el sofá. En cuestión de segundos la ví aparecer por el comedor y se sentó a mi lado.
- Hola bonita. Cómo has dormido? Me pregunto frotando su mejilla con la mía como si fuese un gatito.
- Creo que bien. He dormido mucho. A qué hora te has levantado tu? - Por la mueca que puso vi que ella no había dormido apenas.
- Hace un rato, quieres que te prepare un café? - Negué con la cabeza.
- No quieres nada? - Asentí con la cabeza.
- No quieres o si quieres Nat? Dijo la rubia riendo por mi indecisión.
- No quiero café.
- Pues que quieres? - Me acerqué lentamente a los labios de Alba sin llegar a tocarlos. Me moría por hacerlo pero necesitaba saber que tenía su aprobación, que lo deseaba tanto com yo. Su mirada bajó a mi labios y en un gesto involuntario no pudo evitar morderse suavemente el suyo.
Pasé mi dedo por su labio liberandolo para acariciarlos con mi boca. Sus labios eran tan tiernos, tan cálidos, tan húmedos y podía sentir que encajaban tan bien con los míos. Parecía que llevaramos toda la vida ensayando para un beso perfecto pero realmente no nos había hecho falta, simplemente nos sentíamos.
- Vaya, sin duda eso es mejor que un café. - Dijo la rubia al separarnos ligeramente.
Alba no había comentado nada acerca de nuestra noche culinaria, de hecho tampoco habíamos hablado nada más de mi família hasta el mediodía.
- Tu crees que les gustaría a mis hermanos que les llame?
- Pues si no lo probamos no lo sabremos. Quieres que los llamemos después de comer? - Asentí dudosamente.
Para comer habíamos calentado algunas de las elaboraciones que hicimos anoche.
- Llamalos tu vale?
- No Nat, vas hablar tu.
- Y si no cogen el móvil al ver mi nombre?
- Pues mira, llama desde el fijo y así te contestan seguro.
Cogí el teléfono y marqué el número de Santi. Después de cinco tonos salió el buzón.
- Venga no pasa nada, quizás no tiene el móvil encima. Vamos a probar con el de Elena. - Me propuso Alba
En un par de tonos Elena me contestó pero al escuchar su voz yo me quedé sin la mía.
- Elena? - Dijo finalmente la rubia dándome un codazo para que dijera algo.
- Soy yo. - Pude decir al fin. Desde el otro lado de la línea escuché como se movía rápidamente. Se oyó una puerta cerrarse y luego quedó todo en silencio.
- Nat? - Preguntó.
- Si enana. Cómo estáis? - Los sollozos de mi hermana se empezaron a escuchar más fuertes, estaba llorando.
- Ei Elena. No llores por favor. - Alba agarró mi mano del tatuaje y la apoyó sobre mis muslos.
- Te echo de menos. Porque no vuelves? - Me pedía sollozando.
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En cuarentena
Любовные романыNatalia llegó al pueblo huyendo de su familia hace ya cinco meses. Alba no quiere regresar y enfrentarse al trauma que le dejo este lugar. Pero sin previo aviso llega un virus y el gobierno dice que todos debemos ponernos en cuarentena para poder...