CAP. 13

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CAP. 13

POV NATALIA

Haberme desahogado con Alba fue lo mejor que podía haber hecho. Recuerdo mi pasado como pequeñas puñaladas que dolieron tanto en su momento como ahora al dejarlas salir. Desde hoy ya no lo tenía dentro de mi ahora solo tenía que dejar mi herida sanar.

Dedicarme hacer pequeños remiendos por la casa me ayudaba a pasar las horas, sentirme útil, realizada y además ver un gran cambio en la fonda.

Según me habían comentado sus padres el turismo local estaba subiendo pero ahora con toda la crisis es muy probable que se vaya a estroncar. Por eso había pensado que podríamos hacer algunos cambios en las habitaciones y así hacerlas más llamativas.

Cuando se lo comenté a Alba le pareció muy buena idea y esta tarde con su portátil íbamos a ver diferentes ideas de diseños de interiores.

- Ala, que chulo este.

- Te gustan los baños con bañera? le pregunté.

- Un buen baño de vez en cuando es fantástico. No crees? Pero no se puede hacer todos los días, sino menudo gasto de agua.

- Claro

- Pero las duchas esas que tienen esa alcachofa grande y te cae el agua encima como una cascada también me gustan mucho. Es que a mi el agua me pierde eh, me relaja un montón.

- Vaya, pues no lo parecía cuando no te quisiste dar una ducha con Queen, el dia de la pintura.

- Porque así no Nat, el agua estaba fría.

De repente me vino a la mente. Cuando llegué aquí Amaia me ofreció dormir en la habitación de Alba. Es la buhardilla de la casa en el tercer piso únicamente está su habitación.

Es muy espaciosa tiene una salita de estar con un sofá y unas estanterías. Había una puerta que te llevaba a la habitación, el tejado es inclinado con unas ventanas que dejan entrar toda la luz del día y las vigas de madera quedan a la vista. El baño también es muy amplio con una gran bañera enfrente de un ventanal. Sin embargo toda la estancia está muy descuidada, se nota que llevaba mucho tiempo sin utilizarse.

Yo no quise utilizarla porque no me quería entrometer demasiado así que utilicé una habitación de huéspedes.

- Oye nena, dónde estás? - Me dijo Alba pasando su mano por delante de mi cara.

Cuando vi su mano cerca de mi cara hice como si la quisiera morder. A Alba le hizo gracia y la volvió acercar. A la tercer conseguí pillarle el dedo meñique. Con mi mano sujeté la suya he hice como si mi comiera su brazo, desde sus dedos, su muñeca, su codo hasta llegar al hombro y su cuello.

- Nat, que me haces cosquillas. - Había encogido su cuello para que me fuera más difícil llegar.

- Eso no son cosquillas. Las cosquillas son otra cosa - Le dije a la vez que deslizaba mis manos a sus cadera para empezar hacerle cosquillas.

- Nat, no. Para. Que tengo muchas cosquilla. - Alba hablaba entrecortadamente porque no podía dejar de reírse.

Queen al escuchar tanto revuelo se apuntó a la fiesta. De un salto se subió al sofá y empezó a lamer a Alba que ahora ya no sabía contra quién protegerse, si de mis cosquillas o de los besos de la perra.

- Sois dos contra una, eso no se vale.

- En el amor y la guerra todo vale - Le contesté.

- Y esta que parte es, ¿el amor o la guerra?

Sus palabras me pillaron por sorpresa e hicieron que dejara de hacerle cosquillas por unos segundos cosa que aprovechó rápidamente Alba para agarrarse a mis muñecas apoyarlas al lado de su cintura no dejándome mover.

En cuarentenaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora