CAP. 8

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POV NATALIA

A las seis de la mañana me despertado. Literalmente parecía que me acababa de despertar de una hibernación de meses.

Zanganear en la cama con Queen se estaba convirtiendo en una de mis actividades favoritas de la vida. Creo que cuando todo vuelva a la normalidad pondré el despertador media hora antes para poder seguir haciéndolo.

- Acaso eres la perra más mimosa del mundo?

Ni siquiera puedo dejar de acariciarla cuando doy un bostezo que ya me lo recrimina. Ni hablar de coger el móvil o cualquier objeto que haga quitar mis ojos de ella.

He estado hablando con Alfred. Las noticias son tan buenas como malas. Parece ser que la curva de infectados está llegando a su pico pero muchos pacientes que luchan con esta enfermedad no consiguen ganar la batalla y ayer se produjo el récord de fallecidos.

- ¿Cómo estáis Alba y tu?

- Muy bien. Por nosotros no os preocupéis que estamos bien.

- Mejor, me alegro mucho hija. Si ahora no habéis tenido ningún síntoma y cumplís correctamente con la cuarentena es muy difícil que os contagiéis.

- Solo salí de casa en una ocasión para acercarme al mercado y lo hice siguiendo todas las recomendaciones.

- Así me gusta. ¿Cómo ves a Alba?

- Yo creo que está bien. En algunos momentos si está como cabizbaja, de bajón, pero no creo que sea nada del otro mundo en esta situación. Yo la veo bien vaya.

- Vale. Vale.

- Te agradezco que estés cuidando de ella.

Tras un rato más al teléfono donde aproveche para preguntarle si podía hacer algunos cambios en las habitaciones a lo que me contestó positivamente nos despedimos.

No entendía porque todos estaban tan preocupados con Alba y con que debía de cuidar de ella. A mi me daba la sensación que podía hacerlo sólo, además que ya es una mujercita de 27 años.

Solo eran las nueve de la mañana. Me puse una sudadera y fui a la cocina.

Tiempo atrás había visto una receta de un bizcocho de limón, así que hoy iba a prepararlo. Pese todos los ingredientes y empecé a batir bien los huevos. Para mi ese es el truco para que quede bien esponjoso. Primero añadí los ingredientes húmedos y posteriormente los secos. Encamisé un molde y lo metí en el horno precalentado. Unos cuarenta minutos más tarde el bizcocho estaba listo. Apague el horno y lo dejé entreabierto para que se enfriara de a poco.

Mientras tanto aproveché para desayunar y recoger la cocina. Antes de subir a mi habitación desmolde el bizcocho y lo deje sobre la mesa.

Fui al almacén que tenían el matrimonio en la parte de atrás, hace unos días había visto que tenían unos botes de pintura y quería dar un repaso a las habitaciones de los clientes.

Estaba a mitad de pasillo cuando me encontré a Alba en la mesa de la cocina.

- Vaya, pero si tenemos una ratoncita por aquí.

Alba se vio sorprendida con un cacho de bizcocho en la mano y la boca llena.

- Beno dfía - me respondió con la boca llena.

- Hola, veo que ya os habéis conocido. - Le dije señalando el plato.

- Si, se podía coger verdad?

En cuarentenaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora