Capítulo IV

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| Tu alma instruida |
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— ¿Ha habido suerte?

Thalia salía del ascensor al sótano. La celda en la que habían mantenido a Valentine ahora estaba ocupada por una chica a la que el búho había intentado poseer.
Alec pulsó un botón rojo y se giró hacia su novia.

— No hay manera. ¿Qué tienes tú?

— Sarah es su hermana gemela, compartían apartamento en Queens. Si el búho actúa igual que con sus víctimas anteriores, Morgan necesita asesinar a alguien a quien quiere.

La chica no dejaba de moverse en el interior de la celda, se retorcía y se doblaba en todas direcciones como si sus huesos fueran de goma.

— Es la undécima mundana a la que poseen esta semana.

— El búho no para y es único. — Thalia se cruzó de brazos analizándola — En las posesiones normales las células no quedan afectadas.

— ¿Las de Morgan lo están?

— Sus células no son de mundanda, son demoníacas.

— ¿Y no hay forma de salvarla?

Un silencio se formó entre ambos.
El móvil de Alec sonó. Un nuevo ataque, esta vez era un camión de donantes de sangre y seguramente sería obra de un vampiro.

— Tengo que subir al despacho. ¿Vienes?

La castaña asintió y lo siguió hasta la planta superior. Clary entró en la habitación minutos después, Alec quería que fuera a investigar el ataque con Jace mientras ellos seguían con el tema del búho.

— ¿Puede venir Izzy?

Alec dejó los informes para centrar toda su atención con la pelirroja.

— ¿Por qué no Jace?

— Está agotado. Lleva días persiguiendo al búho sin descanso, no ha dormido.

— ¿Estás segura de que es por eso? — Alec se echó hacia delante — Cuando Jace y tú fuisteis al lago, mi runa parabatai desapareció. ¿Qué pasó?

— Ya te he dicho que no lo sé.

Alec se levantó de su silla y enfrentó a Clary. La diferencia de altura entre ambos era algo que le hacía gracia a Thalia.

— Sé que te preocupas por Jace y que quieres protegerlo, cosa que te agradezco, pero si le pasase algo malo... Algo serio, me lo contrarias, ¿verdad?

— Iré a por Izzy.

Thalia miró por unos instantes a la pelirroja y salió de la habitación. Tenía que hablar con Jace, debía decirle que ella sabía lo que le había pasado.
El rubio miraba su reflejo cuando llegó a su dormitorio. Tenía unas ojeras enormes y el pelo alborotado.

— ¿Miras lo guapo que eres?

— ¿Estás celosa? — se giró y le dio una sonrisa cansada.

— Lo dos sabemos quien es la reina del lugar, pero no he venido a verte por eso.

La expresión de Jace pasó de diversión a intriga en cuestión de segundos.

— Sé lo que pasó en el lago Lyn. No me pongas excusas, ni intentes mentirme... Cuando cogí el cuchillo con el que Clary mató a Valentine, tuve una visión y ella utilizaba su deseo para revivirte.

Jace abrió la boca, pero no emitió ninguna palabra. No podía llevarle la contraria, estaba entre la espada y la pared.

— No le he dicho nada a Alec ni a Clary, ni siquiera iba a decírtelo a ti. — él asintió — Algo te está pasando, llevas sin dormir desde ese día y Alec no deja de sospechar. Yo no voy a sacar el tema porque no me corresponde contárselo, pero deberías plantearte que es tu parabatai.

𝐅𝐈𝐑𝐄 𝐌𝐄𝐄𝐓𝐒 𝐅𝐀𝐓𝐄 || Alec Lightwood ➰Donde viven las historias. Descúbrelo ahora