Capítulo XX

2.7K 187 7
                                    

| Unión |
¤

— ¿Has comido ya?

El chico miró la bandeja aún llena y negó con la cabeza. Thalia lo guió hasta el sofá y rodeó sus hombros en un intento de reconfortarlo.

— Es normal tener un tiempo de duelo. Magnus ha salvado Alacante con valentía y la Clave ha retirado sus prejuicios.

— Magnus no está muerto.

— Lo sé.

Ambos quedaron en silencio. Isaac había llorado su marcha desde que desapareció por aquel portal a Edom y Thalia no se había separado de su lado en ningún momento.

— Voy a encontrar la forma de conseguir que vuelva. — la castaña le dio una sonrisa débil — Y tú tienes que organizar una boda.

— ¿No me vas a ayudar?

El rubio alzó la cabeza dejando escapar una pequeña risa. Agradecía que se preocupara por él, pero necesitaba tomarse un respiro y centrarse en su futuro con Alec. Él negó y sugirió que fuera a hablar con Isabelle.

— Pequeña, gracias por todo.

Ella le dio un último abrazo y lo dejó seguir estudiando con la condición de que comiera algo.
Su parabatai extendió los brazos al verla llegar y la llevó hasta una de las mesas para empezar con los preparativos. Alec había salido del Instituto con Aline, dándole cierta manga ancha para tomar decisiones sobre la ceremonia.

— Empecemos por el principio. — la azabache señaló la libreta en la que una enorme lista de nombres aparecía — ¿Tenéis claro los invitados?

Thalia señaló las notas subrayadas en amarillo flúor. No querían una ceremonia excesiva y habían pensado en invitar a los amigos más cercanos de ambas familias y algunos representantes de la Clave con los que guardaban mayor relación.

— Nunca llegaste a explicarme de qué conoces a Helen.

La castaña dejó el rotulador para centrar su atención en Isabelle. Los hermanos Lightwood habían quedado confundidos en Alacante por su reencuentro, pero el tema no salió de nuevo desde su vuelta.

— Su familia dirige el Instituto de Los Ángeles. Andrew Blackthorn se encargó de mi entrenamiento durante mi estancia allí y Helen, su hija, era mi compañera en la mayoría de los combates.

Isabelle asintió y preguntó por la relación que tenía con Aline Penhallow. La hija de la Cónsul guardaba una gran relación con su familia y era muy amiga de Alec, por lo que se sorprendieron de no saber nada acerca de aquella shadowhunter. Thalia se encogió de hombros explicando que no sabía que se conocieran y que había quedado igual de sorprendida que ellos.

— ¿Has vuelto a hablar con Simon?

Una sonrisa pícara se formó en los labios de la castaña al ver el número del chico en el móvil de Isabelle, como si dudara en llamarlo.

— Yo... desde lo de la espada... no sé...

— Pues piensa rápido.

La menor de los Lightwood frunció el ceño sin comprender a que se refería hasta que observó a donde apuntaba con la mirada. Simon aparecía entre las puertas del ascensor con una tímida sonrisa y su amiga la empujó a hablar con él.

— Te odio.

La chica Blackwood hizo oídos sordos y bajó la vista a su libreta de nombres como si fuera lo más interesante del mundo. Cuando volvió a subirla, Isabelle besaba apasionadamente al diurno.
Un extraño brillo dorado envolvió el cuerpo de su parabatai y la hizo caer al suelo convulsionando.

𝐅𝐈𝐑𝐄 𝐌𝐄𝐄𝐓𝐒 𝐅𝐀𝐓𝐄 || Alec Lightwood ➰Donde viven las historias. Descúbrelo ahora