Capítulo II

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La música de la fiesta se escuchaba desde el exterior del edificio. Las paredes estaban empapeladas en tonos dorados y varias lámparas de araña colgaban del techo tintineando sus cristales. Brujas y hechiceros charlaban animadamente dentro, todos vestidos con sus mejores atuendos y portando una copa de champagne en su mano.

Magnus y Alec esperaban en la entrada a que sus acompañantes llegaran. El brujo había elegido una chaqueta con estampado de serpiente en plateado para la ocasión, mientras que el chico Lightwood había optado por una americana y una camisa, ambas en color negro.
Thalia entró acompañada de su mejor amigo, acaparando las miradas de los subterráneos que se encontraban al principio del edificio. Se había decidido por un vestido largo en un color rojo oscuro con un escote en V sujeto por tirantes muy finos.

— Sentimos el retraso, la princesa no encontraba su zapatito de cristal.

La castaña rodó los ojos con diversión y entrelazó su brazo con el del mayor de los Lightwood, que dejó un pequeño beso en su mejilla antes de comenzar a caminar.

— Bueno, aquí estamos.

Magnus sonrió a su pareja al darse cuenta de que otro de los brujos lo miraba mal.

— ¿Crees que ha sido buena idea traerme aquí?

— Mejor que venir solo. — el rubio frunció el ceño mientras Magnus entrelazaba sus manos — Es broma, les caerás genial. Que seas un ex emisario de la Clave en una fiesta de brujos no quiere decir que no puedas divertirte.

— Para ti es fácil decirlo, los conoces desde hace siglos.

— ¿Y eso te parece bueno? — los mejores amigos intercambiaron miradas — Créeme no quiero pasar aquí demasiado tiempo, pero es tradición que el antiguo Gran Brujo le pase el testigo a su sucesor. Además, quiero que conozcan a mi protegida.

Magnus sonrió hacia la castaña y luego comenzó a buscar a alguien. Alec señaló con su vista a un hombre en el centro de la estancia y preguntó que si era él.

— El inimitable. — el tono de molestia en su voz hizo que Thalia se parase a analizarlo. Tendría más o menos la edad aparente de Magnus y llevaba su pelo oscuro recogido en una coleta — Lorenzo Rey, el nuevo Gran brujo de Brooklyn.

Al notar la presencia de los cuatro, saludó al de ojos de gato agradeciendo que hubiera ido. Alec intentó presentarse siendo interrumpido por Lorenzo, quien a partir de ahora acudiría a las reuniones del Consejo del Submundo.

— ¿Sin rencores, Bane? — Magnus utilizó la misma excusa que les dio a sus amigos al principio, alegando que era un trabajo de mucho esfuerzo y poca remuneración — Sólo tengo 482 años, pero todos los que pasé con el Gran Brujo de Madrid sirvieron para prepararme. ¿Y quién es esta bella damisela?

— Mi protegida, Thalia Blackwood.

Mucho gusto. — ella estrechó su mano con una sonrisa y devolvió el saludo en el mismo idioma — ¿Sabes español?

— Mis padres pasaron un tiempo en el Instituto de Madrid y me enseñaron desde pequeña.

— Aquellos que saben apreciar la belleza de las lenguas son considerados grandes personas. Buena elección,  Bane. — Lorenzo le dedicó una sonrisa antes de seguir hablando — En cuanto al señor Lightwood, puede que yo no sea tan amable contigo como lo fue Bane. Estoy aquí para servir a los brujos, no para pasearme entre mortales como si fuera un servicio de taxis.

— No esperaba otra cosa.

Isaac intercambió miradas con su mejor amiga, nunca había escuchado a Alec utilizar ese tono tan falso a la hora de dirigirse a alguien.

𝐅𝐈𝐑𝐄 𝐌𝐄𝐄𝐓𝐒 𝐅𝐀𝐓𝐄 || Alec Lightwood ➰Donde viven las historias. Descúbrelo ahora