Capítulo XXI

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| Todo lo bueno... |
(Parte 1)
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El vórtice se cerró en cuanto cruzaron. El castillo de Lilith era prácticamente igual al de Asmodeus en lo que a la existencia de techos se refería, ninguno tenía. Las numerosas velas permitían distinguir a varias figuras entre las sombras y la luz rojiza que teñía el ambiente.
Isabelle y Jace asistían a una figura tirada en el suelo frente a ellos. Meliorn sangraba en el suelo mientras la menor de los Lightwood explicaba lo sucedido, Lilith lo había atacado con unas de sus alas tras transformarse en alguna especie de monstruo enorme.

— Ayudémosle.

Jace se hizo a un lado para que Lorenzo y Magnus pudieran trabajar. Clary mencionó que ya la había visto hacer eso antes, cuando mató a Ithuriel.

— ¡Iz, estás loca! — Thalia corrió hasta su parabatai y la estrechó en un abrazo — Debilitar el vínculo en muy peligroso, podrías haber roto la unión.

La menor de los Lightwood murmuró un pequeño "Lo siento" sin romper el gesto. Romper los lazos con su mejor amiga era lo último que pretendía, pero no podía seguir viéndolos sufrir por la marcha de Magnus.
Alec sustituyó a la castaña y soltó el aire aliviado al ver que su hermana no había sufrido ningún rasguño.

— ¿Dónde está?

— Va a por Magnus. — Jace respondió a Lorenzo — Quiere matarlo para volver a abrir la brecha.

— Parece que me ha encontrado.

Los brujos pidieron que escondieran a Meliorn para poder seguir con su curación en cuanto terminaran con Lilith. Un enorme ser alado descendía en picado hacia ellos.
Lorenzo y Magnus intercambiaron miradas y pidieron a Thalia que los ayudara. Una especie de hechizo conjunto hizo aparecer una enorme bola de fuego que se lanzó hacia el demonio, pero no pareció ni inmutarse. Alec apuntó con su arco logrando que se desviara un poco en su trayectoria y fallara su ataque.

— ¡Izzy, no!

La voz de Isaac los alertó demasiado tarde. La menor de los Lightwood usaba el Fuego Celestial para atacar a la Reina del Infierno, que se deshizo en cenizas rojizas. Isabelle cayó al suelo entre llamas doradas mientras el equipo corría socorrerla.
Alec apresuraba a Magnus para que usara su magia con su hermana, pero las llamas doradas impedían que surgiera efecto.

— ¿Y si le ponemos la runa de la alianza? — Clary habló intentando no entrar en pánico — Así todos tendríamos parte del Fuego Celestial y la salvaríamos.

— O acabaríamos igual de fritos que ella. Recuerda que ahora todos tenemos parte de sangre demoníaca.

Isaac y Alec miraron a Lorenzo. Quizás no les cayera bien, pero le daban la razón en ese aspecto. No conocía los efectos de la runa y la primera vez que la usaron aparecieron cada uno en una punta del desierto.
Jace y Simon apresuraron a la pelirroja a probarlo, era la única forma que tenían para salvarla. Clary trazó su nueva runa en la mano de Isabelle mientras el grupo entrelazaba las manos formando un círculo. Las llamas doradas comenzaron a extenderse por los cuerpos de todos entre jadeos de dolor.

Un enorme rayo de luz dorada salió disparado hacia el cielo de Edom. El círculo se rompió por la onda extensiva y las llamas desaparecieron.

— Gracias al Ángel que estás bien.

Alec corrió a abrazar a su hermana.

— Gracias a Clary.

El suelo del castillo comenzó a temblar. Las nubes rojizas estallaban sobre ellos y los demonios que los sobrevolaban caían en picado sobre el desierto.
Al matar a Lilith, habían alterado el reino y Edom parecía haber iniciado una autodestrucción como consecuencia. Debían salir de allí a toda prisa.

𝐅𝐈𝐑𝐄 𝐌𝐄𝐄𝐓𝐒 𝐅𝐀𝐓𝐄 || Alec Lightwood ➰Donde viven las historias. Descúbrelo ahora