Capítulo XIII

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| El beso de una rosa |
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Las parabatai saludaron a Luke al entrar al despacho de Alec. Isabelle no había dejado de darle vueltas a lo que Greenlaw había dicho antes de morir y quería hablarlo con su hermano.

— Mamá dijo que no nos metiéramos en temas de la Clave.

— Me dijo que tenía información sobre lo que pasaba en el Gard y lo mataron. — Alec miró a la castaña en busca de ayuda — ¿No te interesa lo que quisiera decirnos?

— Pues claro, pero también...

— Lo último que dijo fue "dentro", quizás era algo literal. Quiero hacerle una autopsia.

Thalia suspiró y se alejó del escritorio para examinar los libros que Luke había dejado antes de irse.

— ¿No crees que Jia se dará cuenta si le devolvemos un cuerpo abierto?

— Seré cuidadosa. — insistió — Esto es importante Alec, nuestra responsabilidad es averiguar lo que está pasando aquí.

Alec quedó en silencio y terminó cediendo, tendría veinticuatro horas antes de que avisara a la Clave. Isabelle salió satisfecha de la habitación mientras él se acercaba a la castaña.

— Son listados de los objetos en circulación, reuniré un equipo para que me ayuden a examinarlos.

La chica Blackwood se ofreció a echar una mano, aunque Alec lo rechazó dándole un pequeño beso. Quería que fuera con Isabelle por si algo iba mal, sabía el riesgo al que se exponían tras la amenaza de Jia y quien mejor que su parabatai para vigilar.
Isaac entró al despacho acompañado de otros dos shadowhunters al tiempo que ella salía. El mayor de los Lightwood los reconoció en cuanto rodearon la mesa: Stella Winterbrook y Andrew Underhill, formaban parte de la vigilancia de las cámaras del Instituto.

— ¿Tenemos que leerlo todo hasta dar con una mención al Lucero del Alba? — Winterbrook dejó el registro sobre el mueble de cristal — ¿No hay una forma más rápida?

Las estanterías comenzaron a vibrar en cuanto la chica calló y las hojas revolotearon en una especie de torbellino dorado mientras Magnus irrumpía en la habitación. Alec y Isaac intercambiaron miradas en el momento en el que dos hojas del registro volaban a manos del brujo.

— Magnus, ¿cómo has recuperado los poderes?

— Le pedí ayuda a Lorenzo Rey. — el de ojos de gato dirigió su vista a la chica que estaba entre Underhill y Isaac — Nos volvemos a ver, Stella.

Los shadowhunters quedaron en silencio. La mala relación que existía entre ellos era conocida y se les hacía extraño que el nuevo Gran Brujo de Brooklyn hubiera accedido con tanta facilidad, incluso teniendo en cuenta de que era su trabajo. Había algo que no les estaba contando.
Magnus hizo caso omiso de sus preguntas y leyó las anotaciones del papel.

El Lucero del Alba había llegado a manos de un mundano que, embelesado por el arma, pidió ser enterrado con ella. Si querían recuperar la espada debían ir hasta Bélgica y profanar la tumba.
Alec y Isaac asintieron no muy convencidos y se apartaron para que Magnus pudiera abrir el portal, desapareciendo por él minutos después seguidos del resto del equipo.

***

El cuerpo de Greenlaw descansaba sobre la camilla mientras Isabelle extraía muestras de la herida. Un pitido en las pantallas alertó a Thalia de que se había detectado un objeto extraño entre los restos.
El móvil de la chica Blackwood interrumpió la autopsia y contestó a la llamada de Clary. Estaba en el muelle con Jonathan glamourizado como Jace, el rubio podía correr peligro y debían ir a por él.

𝐅𝐈𝐑𝐄 𝐌𝐄𝐄𝐓𝐒 𝐅𝐀𝐓𝐄 || Alec Lightwood ➰Donde viven las historias. Descúbrelo ahora