Capítulo XVII

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| La bestia interior |
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Isaac avanzaba por el pasillo jugando con sus dedos. Sus nervios estaban a flor de piel, no sabía cual iba a ser su reacción pero necesitaba hacerlo. Un golpe, dos... La puerta del despacho de Alec se abrió dejando ver a una Thalia sonriente como era lo habitual.
Antes de que alguna palabra saliera de su boca, sacó un objeto de su bolsillo e hincó la rodilla en el suelo.

— ¿Quieres casarte conmigo?

La castaña abrió los ojos como platos al tiempo que el mayor de los Lightwood dejaba sus notas para mirar la escena con el ceño fruncido. La confusión y la tensión en el ambiente eran obvias.
Los ojos verdes del chico Branwell analizaban cada gesto por mínimo que fuera.

— Ya estoy comprometida/ Es broma, era para Magnus. — los mejores amigos hablaron al mismo tiempo mientras el rubio se ponía en pie — ¿¡Qué?!

Las expresiones de confusión fueron sustituídas por un enorme abrazo, que dio paso a las risas y las felicitaciones por ambas partes. Alec se mantenía en su sitio, sin terminar de comprender que acababa de suceder.

— Espera, ¿no es una broma? — Isaac tomó su mano para observar el anillo de la familia Lightwood — Te vas a casar... ¿Es en serio?

La chica Blackwood asintió entre risas mientras Isaac miraba asombrado al azabache.

— Bien hecho, Lightwood. Como hermano mayor, pero no de sangre, me toca advertirte de que como le hagas daño iré a por ti. — Alec asintió aún confuso por lo sucedido minutos antes — Me alegro un montón, pequeña. ¡Felicidades!

— Gracias, idiota, pero soy mayor que tú.

— Por tres semanas.

Isaac rodó los ojos y ambos rieron. Alec se levantó de su silla y avanzó hasta ellos, parecía haber procesado la situación y sonreía hacia el rubio.

— Aún no lo sabe nadie. — el azabache rodeó la cintura de su prometida mientras hablaba — Bueno, tú, pero queremos anunciarlo nosotros antes de que se corra el rumor.

Isaac asintió viendo como dejaba un beso en la mejilla de su mejor amiga y prometió guardar el secreto. Thalia lo invitó a sentarse con ella en el sofá para que Alec siguiera con el papeleo.
Isaac explicó el verdadero motivo de su visita. Había planeado declararse la noche anterior, pero Magnus llegó borracho a la cena y dijo ciertas cosas que lo hicieron preocuparse por él. Perder su magia le había afectado por mucho que se esforzara en probar lo contrario.

— Buenas tardes. — Magnus tocó a la puerta y entró al despacho — Dormir quince horas era lo que necesitaba después del pedo de anoche.

— Fue algo más que un pedo. Dijiste cosas.

Thalia colocó su mano sobre el hombro de su mejor amigo, la tensión entre ambos era obvia.
Varios golpes sonaron de nuevo y esta vez Clary y Jace se unieron en la sala. A estas alturas Alec ya se había rendido en seguir con su papeleo y preguntaba el motivo de la visita de su parabatai.

— Anoche nos encontramos con un demonio drebaq.

— Es raro, no suelen salir del alcantarillado.

Isaac intercambió miradas con su mejor amiga y Alec. El director del Instituto reflexionó unos segundos sobre el informe de la pelirroja y Jace.

— Puede que el ruido de las fiestas los hiciese salir.

El chico Herondale asintió con una risa.

— Sí, puede. Las calles están llenas de idiotas disfrazados.

— ¡Oye, yo también he sido de esos idiotas! — el tono divertido de Clary se contagió a los parabatai, que se limitaban a mirarla entre risas — ¡Me encanta disfrazarme!

𝐅𝐈𝐑𝐄 𝐌𝐄𝐄𝐓𝐒 𝐅𝐀𝐓𝐄 || Alec Lightwood ➰Donde viven las historias. Descúbrelo ahora