Capítulo dieciséis.

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Juliette.

La llegada hasta Hungría fue más rápida de lo que pensé, pero eso sería normal para cualquier persona que se quede dormida por más de veinte horas. Y yo lo había logrado, aproveche muy bien cada minuto del viaje, aunque no me esforcé mucho, después de todo lo que pase mi cuerpo estaba listo para una buena siesta.

Al llegar a la pequeña ciudad de Soltvadkert, revise las coordenadas del lugar, hice algunas preguntas y me dirigí hacia la dirección, cuando finalmente llegue, cheque nuevamente mi celular y confirme que estaba en el lugar correcto, levanto mi mirada volviendo a ver el hostal de mala muerte, respiro hondo mientras veo a los lados de la calle al verificar que no hay nadie siguiéndome ni carro transitando, camino a través de la calle a paso tranquilo hasta que llego a las puertas de lugar, alzo mi mirada revisando al morada aun preguntándome si estoy en el lugar correcto, no estaba segura de lo que encontraría detrás de estas puertas, me armo de valor y termino por entrar al lugar, el interior no mejoraba en lo más mínimo, la pintura amarilla estaba envejecida y en algunas partes se encontraba descarapelada, camino unos cuantos pasos hasta ver un mostrador de madera ennegrecida, detrás de el estaba una chica rubia muy delgada con varios aretes en la cara, le dedico una sonrisa por modeles, pero al parecer ella no conoce de esta etiqueta ya que su cara de fastidio persiste.

       —Habitación para una persona, de preferencia en el segundo piso —La recepcionista me mira aburrida, estira una mano por debajo del mostrador causando que todos mis sentidos se alerten, paso mi mano hacia la manija de mi maleta lista para usarla como escudo o como arma, la chica levanta la mano colocando una diminuta llave en el mostrador.

             —Al final del pasillo, es lo que hay —responde con una voz nasal, tomo la llave que me ofrece — 13,000 florines la noche. — la miro sin poder creer la cantidad que ha dicho, la moneda Húngara era nada comparada con el dólar estadounidense pero esto era un robo por un lugar tan mediocre.

             — Estas de broma — susurro y ella alza una ceja demostrándome que lo decía seriamente, gruño en frustración llevando la mano a mi bolsillo, saco los pocos billetes que poseo en mano para dárselos todos — Dos noches.

La chica sonríe contando el dinero, cuando todo está en orden alza su mano para que pueda dirigirme a descansar, me encamino al final del lugar, suspiro mirando el numero el cual no posee, doy un vistazo por mi hombro, la recepcionista me seguía con la mirada masticando asquerosamente su chicle, regreso la mirada al frente rodando los ojos "¿En dónde me has metido, Fury?" me cuestiono, pienso en las instrucciones que me dio, debía estar en las habitaciones del segundo piso, no en este pasillo, abro la puerta del cuarto indicado, veo a la chica explotar la bomba de chicle, miro la diminuta habitación frente a mí, esto debe ser una broma, entro cerrando la puerta para después dejar caer mi bolso en el piso, era una habitación de 5 x 5 metros apenas tenía cupo para una cama individual y un pequeño escritorio contra la pared, no había ningún ropero, me giro para regresar a la recepción y reclamar de vuelta mi dinero, un leve zumbido me detiene, giro levemente para toparme con un escáner pasando por todo mi cuerpo, la pared parte en dos abriéndose sin ningún ruido, deja ver un pasillo nuevo y limpio, me agacho lentamente recogiendo mi bolso del suelo, entro por el pasillo deteniéndome cuando la puerta se cierra detrás de mí, tomo una gran bocanada de aire animándome a seguir, camino por el pasillo blanco sintiendo como se inclina a medida que camino, pienso en las instrucciones que Fury me ha dejado, camino hacia la derecha al final del pasadizo, me detengo frente a la primera puerta que veo para tocar como Fury me había enseñado, esta se abre sola dejándome ver a un Fury detrás de un escritorio y a María Hill sentada en una de las sillas, sonríe al verme, entro a la habitación dejando mi maleta al lado de un sillón y mi bolsa sobre esta.

A Peculiar Little Marvel Story | Bucky BarnesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora