Capítulo dieciocho.

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Juliette


Leo los informes que me han llegado de algunos compañeros, todos me indican que el Soldado del Invierno se encuentra en Europa, aparentemente viajando de costa a costa. Un folder me saca de mis pensamientos cuando cae frente a mí, alzo mi mirada y veo a Sophie Peacer al otro extremo de la mesa de madera con sus brazos cruzados sobre su pecho.

         —Tu nueva misión, Austria —me sonríe.

         —Permíteme —balbuceo y dejo el pedazo de naranja en la esquina de la mesa, abro con cuidado el folder, frente a mí se encontraba la foto de una mujer, Rusa al parecer, hablaba por teléfono y se veía algo asustada. —¿Quién es?

         —Anastasia Novikov, es un blanco de una nueva asociación, tenemos que cuidarla.

         —¿Una mujer? —estaba fascinada, las únicas personas que he rescatado de manos del enemigo son hombres, hasta ahora, ella era la primera mujer que querían resguardar.

         —Están avanzando —contesta Peacer —Se han dado cuenta que los hombres no son los únicos que guardan secretos importantes. —Claro está que lo dice de burla, aunque Europa haya avanzado, hay muy pocas mujeres en sus tropas, si las necesitan, más que nada son para seducir a los hombres, ningún trabajo grato. —Sales en una hora —agrega.

Asiento viéndola salir del lugar, cierra la puerta sin hacer el mínimo ruido, así es como había logrado que no supiera de su presencia hasta que lanzo la carpeta, me levanto quejándome levemente, mi espalda dolía un poco por la sesión de entrenamiento de hace dos horas, miro la biblioteca subterránea, hay pocas personas en ella, recolecto toda la información esparcida de Bucky metiéndola dentro de mi carpeta, tomo la nueva para dirigirme a mi habitación, al estar dentro dejo caer el folder de Peacer en mi escritorio, camino hacia la mesita de noche a un costado de mi cama, bajo esta se encontraba mi caja fuerte, la abro metiendo todo lo de Bucky dentro, al cerrarla cambio el código nuevamente, cada vez que la abría le agregaba uno nuevo para evitar que alguien aparte de mi la abriera, voy a mi armario sacando el traje de combate, lo reviso detenidamente dándome cuenta que la decoración en la espalda ya estaba desgastada por el uso constante, no tenía ningún apego sentimental a esta tela, solo un pequeño parche en el pecho que yo misma había colocado, era una pequeña estrella roja que asemejaba a la que Bucky tenía en su brazo de metal, todos al verla pensaban que Ruscow la había incorporado días después de mi definitivo alistamiento. Aunque no era así, había sido colocada por mis propias manos para tener algo de James cerca de mí, para recordarme porque estaba en este lugar.

Abro una cajonera para sacar mis armas, estas se mueven por el cajón golpeando la madera, mis ojos se entretienen con una negra, a simple vista se podía ver como una figura de acción coleccionable, pero no lo era, era Baby, el regalo que Tony me había regalado, lo acaricio rápidamente para evitar que las cámaras lo vean, el haberle agregado una muñeca barbie ocasionaba que pasara desapercibido ante los ojos de las personas que vienen a revisar mi habitación constantemente.

Podía ser la favorita de Ruscow como muchos decían, pero mi confiabilidad para él seguía en duda, cada semana alguien revisaba mi habitación en busca de algo que pueda demostrar que era una espía de alguna otra organización, en cada visita intentaban no hacer un desastre en mi cuarto, pero no lo lograban, siempre dejaban algo fuera de su lugar que me confirmaba su inspección.

Al estar lista para la misión salgo de mi habitación, tomo la máscara que me ofrece uno de los integrantes de mi equipo, la acomodo sobre mis ojos, con un clic en el lado derecho se vuelve una máscara de cara completa, la cual filtra el aire para cualquier aprieto en una misión, tomo la peluca que me ofrece una secretaria y la coloco sobre mi cabello sujeto en una malla, desde que había dejado Estado Unidos me habían dado una nueva identidad como Agente, nunca salía del complejo hacia una misión sin este nuevo look.

A Peculiar Little Marvel Story | Bucky BarnesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora