Capítulo ocho.

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Juliette

           —¿Por qué simplemente no le dices que la amas? —le digo cuando termina de hablarme sobre su día con Pepper, limpiaba su instrumental mientras el arreglaba su traje de acero, me encontraba sentada en una de las mesas, usaba los jeans vaqueros que robo de su asistente, me había costado unos días acostumbrarme a la tela rígida, muy diferente a mis viejos pantalones.

          —Eso haría todo muy difícil, estaríamos incómodos todo el tiempo, ya que no podríamos contar sobre nuestra relación, éticas del trabajo. En todo caso ¿Qué sabes tú sobre decir lo que sientes?

Alce una ceja algo ofendida —En mi defensa, era una época muy diferente, a lo que me cuentas, en este año, yo podría confesar mi amor en cualquier momento.

Tony se rio de mí y negó —Si, a James, no lo creo, eres muy tímida.

Me sonrojo y le lanzo una llave que el esquiva —Me criaron así.

           —Lo dudo mucho —me sonríe, nos empezamos a reír y todo acaba abruptamente al escuchar el quejido de alguien, volteamos hacia las escaleras, en ella se encontraba una mujer alta y delgada, usando un lindo vestido blanco con un saco celeste, su cabello rubio rojizo estaba agarrado en una coleta, en su mano un portapapeles transparente.

          —Pensé que habías terminado con tus amigas, Tony —dice de manera fría y mirándome con una expresión de muerte.

          —Pepper —dice Tony asustado —No es lo que parece.

Con que ella era Pepper Potts, era hermosa, me bajo de la mesa y me pongo en posición de descanso. —¿Quién eres? —dice mirándome pero Tony contesta.

          —Amiga de la familia, Juliette. Solo viene de visita.

Asiento y me encojo de hombros —Vine a ver al primo Tony —digo controlando los nervios, no quería provocar una pelea entre ellos dos.

Pepper se acerca y le da el portapapeles a Tony golpeándolo contra su pecho—Tienes invitados —unos segundos después y una mirada furiosa hacia mi sube nuevamente las escaleras.

          —Iré a mi habitación —le digo a Tony y el asiente, tomo mi suéter y voy a las escaleras, alzo la mirada y me quedo congelada en mi lugar, esos ojos, las facciones, nunca pensé que llegaría a suceder, las he vuelto a ver después de muchos años, Steve Rogers estaba al principio de las escaleras, mirándome perplejo, el color se había ido de su cara, es como si hubiera visto un fantasma y sabía que yo tenía la misma expresión.

          —¿Quién eres tú? —baja apresuradamente después de salir de su shock y arremete contra mí, toma mi brazo fuertemente y me lleva hacia donde estaba segundos antes —Contéstame, ¿Quién eres?

          —Cap —dice Tony —Tranquilo, es una amiga.

          —¿Por qué se parece a ella?, ¿Quién eres? —dice cada vez más furioso, Tony hace que me suelte y lo aleja.

Sigo callada, no encuentro mi voz, siento lágrimas en mis mejillas, Steve está vivo, ¿Cómo puede ser posible eso? —Estabas muerto —susurro y eso hace que se altere un poco más.

         —¡¿Quién eres?! —me mira con odio, luego empieza a llorar —¿Por qué eres igual a ella?

         —Juliette —contesto y eso provoca que me mire —Soy Juliette.

El niega perplejo —Ella debería, estar...

         —Muerta, tal vez —asiento —O no, ha avanzado mucho la ciencia, pero debiera estar arrugada, senil —lo miro —Pero no es así, y tú, tu caíste al atlántico, deberías haber muerto al instante, pero estas aquí ¿Cómo es posible eso? —mientras hablo mi mente da clic, el Atlántico, era un mar helado, si Steve sigue vivo es porque —Te congelaste —digo sencillamente.

A Peculiar Little Marvel Story | Bucky BarnesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora