Creía que sería fácil llevar a cabo mis funciones como protectora de la Tierra. Pero los enemigos de Atenea reviven una vez más para llevar a cabo sus malvados planes y someter a la humanidad a un mundo lleno de de dolor y oscuridad.
Empiezan las ba...
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Después de aquella noche, no volví a dormir y además de eso le pedí a Akiyama y a Tatsumi que uno de ellos me acompañara a China porque iría a visitar al maestro de Libra. Tenía el presentimiento de que él, como sobreviviente de la guerra santa contra Hades, podría entender aquellos pesadillas que tenía y tal vez podría contarme más sobre la guerra hace más de doscientos años.
Pero no quisiera que los demás se enteren porque como han estado en los últimos días en el Santuario, no me han oído llorar en las noches o llena de preocupación. Estaría bien así, ellos aún no saben que se aproxima una guerra santa en la cual ellos podrían perder la vida si intervienen.
Ahora estaba en el avión camino a China y luego iríamos al Pico de los Cinco Ancianos para ver al maestro. Espero que se encuentre bien como los demás, que antes fui a ver y tuve que darles una excusa del viaje. Supongo que se la creyeron porque lo tomaron bien.
En unos minutos partiría a China. Pero no podía irme sin antes haber visto a los caballeros, después de aquellas pesadillas estaba preocupada de que algo les pasara en mi ausencia, así que les iba a ordenar quedarse aquí en el Santuario, podría ser el lugar más seguro.
—Tengo que viajar por un asunto de la Fundación. —les digo a todos los caballeros de bronce.
—¿En serio? —pregunta Seiya. —¿Por cuánto tiempo?
—No durará mucho, un par de días quizás. Hubo un problema en una de las sedes de la Fundación y tengo que ir a ver qué pasó exactamente. —respondo y en el fondo me siento mal por mentirles, pero era para protegerlos. —Ustedes tranquilos, quiero que se queden aquí y ayuden en el entrenamiento de los nuevos aspirantes a caballeros. Tienen que entrenar mucho para los combates que se realizarán en el Coliseo, después de eso ellos volverán a su lugar de origen por unos días.
—¿No deberían quedarse aquí? —pregunta Jabu.
—Es una decisión que he tomado, me parece mejor ya que cuando regresen, podrán esforzarse más, tampoco será mucho tiempo. Ahora que las cosas están yendo bien en el Santuario, se merecen un descanso. Confió en que ustedes se encargarán de todo junto a los caballeros dorados.
Dicha decisión la había tomado porque no quería que aquellos jóvenes estén involucrados y sean víctimas del ejército de Hades.
Me reuní con los caballeros dorados y solo les dije que saldría por unos días y quisiera que estuvieran atentos a cualquier movimiento sospechoso.
—Quédese tranquila. —dijo Mu.
—Protegeremos el Santuario. —dijo Milo.
—Confío en que así será. Ustedes... estarán bien. —murmuro.
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Horas después Akiyama y yo habíamos llegado a China y nos dirigimos a la montaña Lushan donde se encontraba el Pico de los Cinco Ancianos. Tardamos un poco en subir y eso terminó agotando a Akiyama más de lo esperado.
