Creía que sería fácil llevar a cabo mis funciones como protectora de la Tierra. Pero los enemigos de Atenea reviven una vez más para llevar a cabo sus malvados planes y someter a la humanidad a un mundo lleno de de dolor y oscuridad.
Empiezan las ba...
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Seiya y Shun llegaron a la primera prisión, donde se encontraba el palacio del juicio. Caminaron hasta la entrada de dicho lugar que estaban en total silencio. Estaban por empujar las puertas hasta que alguien en las sombras apareció frente a ellos.
—Silencio. —dijo en voz baja. —Este es palacio del juicio. El señor Lune en favor especial al señor Minos se encuentra presidiendo la corte el día de hoy y no le gusta los ruidos estruendosos. —Seiya ignoró lo dicho y dio un fuerte estornudo.
—Salud. —dijo Shun.
—Perdón, creo que resfrié por haber caído en ese río. —se disculpó Seiya, aunque en el fondo eso no era cierto. El guardia le regañó, pero a Seiya le daba igual. —Haces demasiado escándalo, más de lo que yo hago.
—Suficiente, después de entrar, será mejor que le confiesen todos sus pecados al señor Lune.
—¿Eh? ¿Qué dices? —Seiya se hacía el que no escuchaba.
—Dije que es hora de su juicio. —respondió en voz baja el guardia.
—¿Qué? —alzó un poco más la voz sacando de quicio al guardia que empujaba la puerta.
—¡Dije que...!
—¡Silencio! —resonó una voz dentro del palacio. —Marchino, cuántas veces te he dicho que debes hacer silencio.
—Sí, lo siento señor Lune. —se disculpó el guardia temblando. —Lo siento...
—Silencio, si vuelvo a escuchar tu horrible voz, te mataré. —advirtió Lune y Marchino se retiró dejando a Seiya y a Shun. —Soy Lune, juez interino de esta corte y estoy sustituyendo a Minos. Me corresponde revisar los crímenes que cometieron en el mundo real, mandándolos al infierno según lo que hicieron. Ahora, digan sus nombres pecadores.
—Yo soy Seiya y él es Shun. Solo para aclarar, nosotros no hemos hecho nada malo para condenarnos.
—¡Silencio! Por favor, habla más tranquilo. Solo es cuestión de ver el archivo. —abrió el libro y buscó los nombres, pero no encontró nada. —Debe haber un error, no hay registro de sus crímenes. —miró a los dos caballeros de bronce. —Repítanme sus nombres claramente.
—Ay está bien, lo diré una vez más fuerte y claro para que no lo olvides. Escucha atentamente quieres. —tomó una gran bocanada de aire y gritó. —¡SOY UN CABALLERO DE ATENEA SEIYA DE PEGASO Y ÉL ES SHUN DE ANDRÓMEDA! ¡PARA QUE ATENEA PUEDA VENCER A HADES DESPERTARMOS EL OCTAVO SENTIDO Y LLEGAMOS HASTA AQUÍ! ¿¡ENTENDISTE!?
—Está bien, ahora entiendo.
—¡Señor Lune, ha ocurrido una emergencia, los caballeros de Atenea cruzaron el río Aqueronte!
—¡Silencio! —Lune asesinó a Marchino sin piedad alguna. Bajo los escalones que lo separaba de los dos caballeros de bronce. —Es sencillo, lo único que debo hacer es extraer los crímenes que han cometido. No permitiré que ustedes pecadores pasen de esta prisión. Atenea estuvo aquí, respetó el silencio al contrario de ustedes. Pero ahora que sé sus intenciones de haber llegado hasta aquí, hubiera sido mejor que la matara aquí mismo.
