Creía que sería fácil llevar a cabo mis funciones como protectora de la Tierra. Pero los enemigos de Atenea reviven una vez más para llevar a cabo sus malvados planes y someter a la humanidad a un mundo lleno de de dolor y oscuridad.
Empiezan las ba...
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Habían pasado varios meses, casi un año para ser precisos en los cuales pasaron muchas cosas.
Terminé mis estudios y ahora podía estar sin algo más de que preocuparme. Aunque ya había tomado la decisión de quedarme aquí en Grecia para estar el pendiente del Santuario y poder vigilar de cerca a quien intente ocasionar algún daño, unas horas antes de mudarme aquí, dudé si esto era lo correcto para mí porque yo me había preparado solamente para algún día dirigir la empresa familiar como debía ser.
Pero recordé lo que mis padres me dijeron una vez: "Escoge lo que tú quieras, no lo que los demás quieras".
Sabía que mi destino era estar en el Santuario y yo estaba de acuerdo con ello, lo aceptaba y era algo que quería. Además tenía a Tatsumi y a Akiyama que podrían ayudarme a dirigir la Fundación.
Me había olvidado, también fue mi cumpleaños. Digamos que fue una gran celebración ya que además se anunciaba mi despedida y mi mudanza definitiva a Grecia.
Hubo muchos conocidos con los que mi abuelo solía reunirse, e incluso varios tenían hijos y de alguna forma intentaban que hablara con ellos y pensara en tener una cita. Pero al final me negué con la excusa de que tendría que pensar en la Fundación primero y les mentí con que lo reconsideraría. Para ser sincera, aún no estaba interesada en comprometerme.
En el Santuario se enteraron de que había cumplido un año más de vida —no tenía idea como—, pero cuando llegué, todos los caballeros me preguntaron si necesitaba algo y estuvieron al pendiente de todo. Me pareció extraño al principio y creía que habían hecho algo y ahora estaban intentando sobornarme. Pero horas más tarde, los caballeros dorados estaban organizando algo que al final resultó ser una especie de reunión de todos los caballeros.
No sabía cómo hacían las celebraciones en ese lugar, pero me quedé sorprendida al ver que habían organizado algo parecido a las fiestas a las que solía ir con mis padres. Solo que asistieron aquellos que vivían en el Santuario, incluso se hizo un llamado a aquellos caballeros que estaban esparcidos por todo el mundo.
—¡Que los dioses la bendigan eternamente!
—¡Le deseamos una larga vida!
Eso era lo que me dijeron cuando entré al gran salón.
Al final me di cuenta que los caballeros de bronce estaban detrás de esto. No pudieron ocultar los regalos que habían preparado y al final toda la noticia se había esparcido por todo el Santuario. Pero fue divertido todo y tal parece que se habían tomado en serio mi advertencia.
Con mis amigos de la escuela decidí mantener contacto aunque no creo poder visitarlos como les prometí, además que no creo que tenga el tiempo suficiente ya que comienzan una nueva etapa.
La mansión que dejé terminó de ser arreglada después del ataque por parte de los caballeros de plata. Quedó a cargo de una familia de nuestra entera confianza y en cualquier momento que la visitemos, podremos quedarnos sin ningún problema.
