Creía que sería fácil llevar a cabo mis funciones como protectora de la Tierra. Pero los enemigos de Atenea reviven una vez más para llevar a cabo sus malvados planes y someter a la humanidad a un mundo lleno de de dolor y oscuridad.
Empiezan las ba...
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Saga, Camus y Shura llegaron a la casa de Cáncer, pero se detuvieron a la entrada de esta al sentir un poderoso cosmos venir de la casa del cangrejo. Era algo extraño ya que se suponía que no habría nadie en ese lugar y no lograban percatarse de quien era exactamente dicho poder.
—Esto no es un cosmos. —dijo Shura. —Más bien asemeja el olor a muerte.
—Parece más como la entrada al infierno. —comenta Camus.
Saga ignoró las advertencias de sus compañeros y entró a la casa de Cáncer. Shura y Camus sabían que no podían permitir que alguno de los tres muriera ya que todo lo que habían hecho para llegar hasta ahí habría sido en vano.
Pero la casa de Cáncer no era como ellos pensaban. Se había convertido en un lugar donde las almas caían hacia un abismo.
—Es la Colina de Yomotsu. —reconoció Saga. —El lugar por donde las almas caen al mundo de los muertos. La entrada a la casa de Cáncer se ha convertido en la entrada al Infierno.
—Si seguimos por ese camino, caeremos al Inframundo. —dijo Camus. —¿Acaso es una señal para que regresemos al otro mundo?
—No puede ser... esto parece una ilusión. —dijo Shura.
—Parece que sí, pero quién sería capaz de hacer algo así. —dijo el ex caballero de Géminis.
De pronto, las manos de los muertos salen debajo de la tierra y luego salen por completo inmovilizando a los tres espectros. Tal parecía que aquellos espíritus perdieron la vida al intentar pasar por la casa de Cáncer y ahora estaban atrapadas en aquel lugar sin rumbo.
—¡Largo! —Saga logró apartar a los muertos de él mismo y sus compañeros. —Pero quién podría estar haciendo esta ilusión. Es obvio que la persona detrás de esto lo hace para distraernos, pero dicho poder debe ser algo que está fuera de este mundo.
Más muertos comenzaron a aparecer y estos eran destruidos, pero al ver que seguían apareciendo más y más sin parar, Saga decidió destruir toda la ilusión.
—¡Explosión de Galaxias! —el poderoso ataque de Saga logró destruir la ilusión a su alrededor y de nuevo estaban en la casa de Cáncer. —No podemos quedarnos más tiempo aquí, además... aún nos están siguiendo. —miró de reojo hacia atrás.
—Sí, están justo detrás de nosotros... —dijo Shura.
—El cosmos de Aldebarán, quien no abandona una pelea, ha desaparecido. —dijo Camus. —Parece que uno de ellos se quedó atrás y lo mató.
—Deberíamos acabar con ellos y terminar con esto. —dijo Shura preparando su excálibur.
—No. Aún no es momento. —dijo Saga deteniendo a Shura. —Podemos hacer eso después. Ahora, lo más importante es que tenemos que llegar a la cámara de Atenea... ¡Por Atenea!
