Creía que sería fácil llevar a cabo mis funciones como protectora de la Tierra. Pero los enemigos de Atenea reviven una vez más para llevar a cabo sus malvados planes y someter a la humanidad a un mundo lleno de de dolor y oscuridad.
Empiezan las ba...
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Shiryu, Hyoga, Ikki y Shun peleaban contra Hypnos, el dios del sueño no estaba dispuesto a repetir los mismos errores de su hermano gemelo, acabaría con los caballeros de Atenea, aunque estos hayan logrado conseguir las armaduras sagradas.
Mientras eso ocurría, Seiya llegó al templo de Hades y en la entrada de esta, pudo ver en todas las ruinas una gran vasija de color rojo como la sangre. Reconoció dicha vasija al instante recordando las palabras de Hypnos sobre que _________ permanecía dentro.
—¡_________! —se acercó a la vasija rápidamente apoyando sus manos en esta. —No puede ser la vasija está completamente roja espero que no haya absorbido toda su sangre. Resiste _________ te rescataré ahora mismo. —comienza a golpear la vasija, pero no le hacía rasguño alguno, más bien se lastimaba a él mismo. —Tengo que darme prisa, si tardo más, __________ morirá, tendré que recurrir a la violencia no me queda de otra ¡Meteoros de Pegaso! —los meteoros de Seiya impactaron en su cuerpo como ocurrió con Poseidón. —¿Qué fue eso?
—Deja de perder el tiempo, no tiene caso seguir intentándolo.
El alma de Hades apareció por encima de la vasija mostrándose ante Seiya. —Ningún humano ha logrado destruir esa vasija. Si continúas atacándola, esos golpes regresarán a ti y solo conseguirán lastimarte.
—Tú eres Hades...
—Resígnate, Atenea está muerta. Observa atentamente, su sangre se derrama de la gran vasija. —Seiya mira el suelo y Hades no mentía, la sangre de _________ estaba esparcida por el suelo. —Ya no hay nada que puedas hacer para salvarla.
—No, no, aún no puedo darme por vencido. —Seiya se puso de pie. —¡Meteoros de Pegaso!
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—¡Espada Excálibur!
—¡Polvo de diamante!
Hypnos pudo devolver los ataques y dejar a Shun algo herido ya que este se le había enfrentado en un inicio después de que Seiya se fuera al templo de Hades. Ante la mirada sorprendida de los caballeros, Hypnos decidió hablar:
—Aunque ustedes tengan las armaduras sagradas, jamás tendrán la fuerza para vencer al gran Hypnos. Ustedes también dormirán, pero jamás despertarán... ¡Somnolencia eterna! —cuando Hypnos estaba por atacar, Shiryu y Hyoga saltaron. —¡¿Qué?!
—¡Lo siento Hypnos, pero ya conocemos tu técnica!
—¡Un ataque como ese no funcionará dos veces!
—¡Dragón naciente!
—¡Polvo de diamante!
Los ataques de Shiryu y Hyoga destruyeron las barreras de la técnica de Hypnos y también la armadura de este dejándolo gravemente herido e impactado de que haya sido vencido por los caballeros de Atenea.
