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LUNES - 16:45 p.m

N.O

Berlín se encontraba junto a Helsinki elaborando el plan que pondría la libertad de Tokio en juego, sin tener presente las consecuencias que tendrían las acciones de su orgullo. El miedo que le hizo sentir horas atrás, verla destrozar las medicinas que le daban más días para vivir junto a su amada Barcelona... eso no lo podía dejar pasar. Esa muchacha había perdido los estribos, y eso le venía tan mal al plan como entregarla. Pero era Andrés de Fonollosa y estaba tan decidido, y hasta contento, de llevar a cabo su plan.

Nairobi se encontraba en su descanso, oyendo las máquinas imprimiendo el dinero como si fuese música, y aquello le encantaba, la hacía sentir poderosa. Denver y Río ayudaban al viejo Moscú con el ya más formado túnel, mientras que Barcelona se paseaba con calma entre los rehenes, custodiándolos. Su mente estaba tranquila, pero a la vez se sentía ansiosa; seguían sin saber del profesor y aquello comenzaba a preocuparla de verdad.

Y bajo el cañón de su fusil, estaba Alison Parker, debatiendo consigo misma si era el momento correcto para darlo todo y escapar. Su desventaja estaba en el intentar escapar bajo el cuidado de Barcelona, pero su ventaja estaba en que solo era ella, y habían demasiados puntos ciegos a su favor. Sus manos sudaban, y el pulso de su corazón aumentaba con fuerza bajo su pecho; la ansiedad que sentía era casi visible. 

Pero tenía que tomar valor, ¿no?

Sus ojos se cruzaron con los de Arturo Román, que la observaron titubeante, a la vez que le hacía una señal con su cabeza de que había llegado el momento. Era ahora, o no sería nunca. Ambos sabían que no se iba a presentar otra oportunidad como esta en un tiempo, pero lo que no sabían es que Barcelona era capaz de todo por no dejar un nuevo cabo suelto; y no cualquiera, sino que el más importante: su corderito, su salvoconducto.

Alison se movió lentamente una vez que la atracadora le dio la espalda, tomando toda la valentía que tenía, arrastrándose hasta llegar a los paneles de control, entonces suspiró, dejando escapar todo el aire de sus pulmones una vez que concretó el primer paso con éxito. Observó a la castaña dar una vuelta más, sin estar ni cerca de percatarse de su posición, y entonces se puso de pie. Era el momento, y solo había una opción: correr, tan rápido como sus pies se lo permitiesen.

Entonces apretó el botón, y ni siquiera esperó a que las puertas estuviesen del todo abiertas para echarse a correr; llamando la atención inmediata de Barcelona.

Me cago en el jodido Dios. —es lo primero que abandona sus labios, sin pensarlo dos veces antes de salir corriendo detrás de aquella ñiñata, sin pensar en todas las consecuencias que su presencia allí fuera causarían: los francotiradores, por ejemplo.

¡Barcelona! —Nairobi, quien acababa de llegar al lugar, grita con desesperación. Poniéndose la máscara de inmediato al ver las puertas abiertas y su identidad comprometida. —¡Todo el mundo en su lugar! —ordena hacia los rehenes, alzando su fusil al verlos querer escabullirse. Y entonces, cuatro disparos hacen eco en los alrededores del museo. La morena cerró sus ojos con fuerza, esperando absolutamente lo peor. —¡Berlín! —grita con todas las fuerzas que se permitió.

Pero entonces, vio a la mismísima Alison Parker regresar por las puertas con las manos en alto, y sus ojos azules llenos de lágrimas arrepentidas. Y es que la había cagado, se había metido en un marrón muy gordo del que le sería difícil escaparse viva.

Barcelona había logrado sobrepasarla, quedando frente a ella para alzar su fusil directamente hacia la cabeza de la adolescente, a la vez que oía los gritos de la policía y la prensa, encontrándoselos desesperados por saber qué cojones estaba ocurriendo.

BARCELONA; Berlín [EDITANDO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora