salvator mundi

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13 de marzo del 2014
Florencia, Italia

-¡Treinta y cinco mil!- exclama la castaña con determinación, con un toque de sudor apareciendo por sobre su frente. Ahora, el burrito de los reyes parecía estar más dispuesto a pelear que nunca. ¿Y Barcelona? No se quedaba atrás. Iba a pelear hasta ganar, era la única opción que tenía.

-¡Treinta y ocho!- disputa Marcos.

-¡Cuarenta!- ofrece Barcelona. Ya ni siquiera podía sonreírle con burla, considerando que hasta Martín estaba en el borde de la silla.

Y Marcos lo dió absolutamente todo, y antes de dar su oferta, se volteó a mirarla con burla.- ¡Sesenta mil!

Y al oír la cifra, ella supo que había ganado.

-¿La señorita da más?- cuestiona el anfitrión, y Barcelona sonríe ampliamente.

-¡Sesenta y cinco mil!- exclama entonces la castaña, provocando que el burrito se voltee a verla con una vena notable en su frente.

-¿Nadie más da? ¿Nadie? ¿Nadie?- cuestiona el hombre en el escenario, y cuando el burrito derrotado tomó asiento, el anfitrión usó el mallete.- ¡Vendido en sesenta y cinco mil euros a la señorita!

-¡Yes!- celebra Barcelona, dándose un fuerte abrazo con Martín. Ahora, aquel collar de diamantes, le pertenecía completamente.

-Vos sos grande, boluda.- la adula el argentino besándola fuertemente en la mejilla.

Todo el mundo vuelve a tomar asiento, y Tatiana, por sobre Andrés, se acerca a la castaña para felicitarla. Y el pelinegro, ni siquiera se inmuta, se queda en silencio mirando al frente, amurrado.

Y la castaña se da cuenta, por lo que acerca a Martín, se acomoda sobre su hombro y le susurra: -¿Discutió con Tati?

Martín se aclara la garganta, y por no provocar más tensión, toma la nota de Andrés y en esta misma escribe un mensaje para su amiga.

«Partió detrás de vos cuando te fuiste a los baños y volvió con el careto por los suelos»

Barcelona lee la nota y suspira pesadamente, arrugando la nota en su puño. Lo único que se le pasó por la cabeza fue que había visto sus sonrisitas con Sergio y eso lo hizo hervir en celos, pero en realidad había sido mucho más que eso.

-¿Discutieron?- le susurra Martín en el oído.

-Me vió con Sergio.- le susurra ella de vuelta, cosa que Andrés oyó muy bien, y carraspeó fuertemente a propósito.

El receso se acabó, y tal como había anunciado el anfitrión, ahora seguirían con las obras de arte. Empezando con el nuevo capricho de Andrés, Salvator Mundi del gran Da Vinci.

Un hombre, famoso por su afición artística, se pone rápidamente de pie.- ¡Cincuenta mil!- ofrece sonriente, y Andrés observa al resto minuciosamente. Aún no era su momento.

-¡Cincuenta y cinco!- exclama un señor detrás de ellos.

El mismo hombre de antes, disputa: -¡Sesenta mil!

Andrés ladea la cabeza y entrecierra los ojos, tanteando su terreno. Tatiana lo observa, y con solo una leve sonrisa él le indica que aún no era su momento.

-¡Sesenta y tres!

-¡Setenta!

-¡Setenta y cinco!

BARCELONA; Berlín [EDITANDO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora