2

9.8K 638 384
                                    

La mitad de mi vida la había pasado preguntándome qué cosas había hecho mal para estar donde estaba. Qué había hecho mal para que mis padres me abandonaran en las puertas de un orfanato cuando tenía apenas dos meses de vida. Qué había hecho mal para enamorarme de un hombre que solo se acercaba a mí por necesidad; que incluso cuando mostraba interés en mi persona no hacía nada más que alejarme de sí mismo. Y yo sin saber por qué, seguía arrastrándome hacia él. El idiota de los ojos chocolates y las gafas negras que ahora hablaba sin parar sobre lo importante que seguía siendo tener al público de nuestro lado.

Nos estaba explicando uno de sus principales planes, el plan Camerún; en dónde nosotros tendríamos que mostrar nuestro lado más débil, mostrar que estábamos al punto de la rendición. Él se encargaría de meter a algún periodista dentro de la fábrica, asegurando que no rechazarían la oportunidad de ingresar y querer filmar y mostrar al público lo que estábamos viviendo allí dentro. Ahí sería cuando nosotros mostraríamos todas nuestras heridas, mostrarnos desesperados. Pero todo era estrátegico. La policía era Brasil dentro del partido, y nosotros... el débil Camerún. Y solo por eso, la mayoría estaría de nuestra parte.

Era increíble lo bien que había pensado Sergio en cada plan, era como un puto psíquico que sabía exactamente qué movimientos haría la policía. Y nosotros confíabamos en él plenamente, eso era lo más importante. Cualquiera que dudase de él podía hechar a perder absolutamente todo.

Me senté a un lado de Nairobi después de haber ido a la cocina por un par de cervezas, que repartí entre Moscú, Denver y la morena. Sergio había comprado una montonada de cerveza y alcohol para mantenernos entretenidos, y eso era aprovechado a full. Bebíamos cerveza para el desayuno, para el almuerzo, para la cena y en los espacios durante las comidas. Especialmente yo. Andrés siempre me decía que beber cerveza no era elegante ni fino para una mujer, pero por mis ovarios que era la cosa más deliciosa.

Luego la conversación pasó a ser una trivial, Denver preguntándonos si estábamos en alguna especie de relación, y la verdad era que todos estábamos solteros. Incluso Andrés había hablado para contar la historia de sus cinco ex-esposas, porque eso era lo único interesante de lo que podía alardear.

¿Y tú Barce? —me pregunta Denver, al ser la única que se había guardado la respuesta.

¿Estaba en algo?

Mi relación con Andrés era bastante complicada, debía admitir.

En mi vida he tenido un novio, no estoy pa' esas tonterías. —respondí cortamente, ganándome miradas inquisitivas.

Pero coger sí, ¿no? —pregunta Tokio con una sonrisa ladina.

Pues claro, ahí está el arte, cariño. —musité sonriente, viendo como las cejas de Andrés se alzaban frente a mí. —Coger, coger y coger sin enamorarse, un apretón de manos y cada uno pa' su casa. —esa lección de vida se la debía al que, alguna vez, fue mi mejor amigo: Martín Berrote y su teoría del boom, boom, ciao.

También se puede follar estando enamorados, pero sin ser nada. —habla Andrés, haciéndome entender que se refería a nuestra situación. Entonces, bebí un sorbo de cerveza antes de responderle.

¿Follamigos dices tú? —se me adelanta Tokio, haciendo que Andrés la mire ladeando la cabeza.

¿Éramos nosotros amigos con beneficios?

Me gustaba pensar que éramos amantes.

Pues si folláis estando enamorados, deberiáis dejar de perder el tiempo, ¿no? —debatí, mirando como todo el resto estaba pendiente a la conversación.

BARCELONA; Berlín [EDITANDO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora