Siete

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Al paso de los días la gente asumió, sino lo había hecho ya antes, que todo era real y no una horrísona pesadilla como querían creer.

No pasaron dos días más sin que llegase a la villa el chisme más espeluznante de aquella época por aquellos lares. Aquella mañana despertaron con el ánimo por los suelos como era habitual pero, tras observar la portada de uno de los diarios de la zona, entraron en un estado depresivo que rallaba la locura. Quedaron atónitos ante la noticia y revisaron varias veces el ejemplar obtenido por uno de los lugareños, para asegurarse de que no leían mal.

La aldea vecina estaba afligida por una pesarosa noticia; se habían producido actos vandálicos y crueles asesinatos en el convento de dicho lugar. En portada, nada menos, exhibían una fotografía bajo la que narraban dicha noticia. El titular rezaba:

<<TRAS UNA SERIE DE ACTOS VANDÁLICOS, UN COLECTIVO DE RELIGIOSAS MUERE SALVAJEMENTE EN EL INTERIOR DEL MONASTERIO EN QUE VIVÍAN. SE BUSCA A LOS RESPONSABLES DE SUS FALLECIMIENTOS>>.

Acompañando al titular y la fotografía iba un resumen de lo que se podía encontrar en las páginas centrales del diario:

<<El lugar sagrado sufrió un incendio que arrasó todas las habitaciones y salas del recinto, aunque la mayor desgracia es el alto índice de muertes resultante. Las hermanas únicamente tuvieron tiempo de sacar al exterior del lugar a un bebé, llevado allí aquel mismo día para una estancia temporal>>.

Incrédulos por lo que leían decidieron otear la información completa y abrieron el diario por el lugar indicado, ahí pudieron leer la descripción de las muertes de las humildes devotas de Dios; éstas habían sido degolladas, apuñaladas reiteradamente y abrasadas durante el incendio. Se adjuntaban fotos del monasterio, que había sido destrozado hasta límites inimaginables y, supuestamente para que no fuese factible hallar algo que llevase a las autoridades hasta los culpables, fue incendiado. Se desconocían los motivos que habían llevado a cometer tales atrocidades. Pudieron ver que había también información respecto al niño que pudieron poner a salvo las monjas.

<<Se trata de un bebé, varón, que se encontró recientemente un pescador en el río. El niño fue llevado al hospital donde lo reanimaron y trataron, y viendo que estaba bien y no requería más cuidados que los básicos de una criaturita de su edad lo trasladaron hasta que se localizase a su familia, en caso de tenerla, o hasta el momento en que su salvador tuviera listos los trámites para la adopción, según expresó su deseo al gobernante y los médicos. Por desgracia, dicho señor es una de las víctimas del incendio; el otro es el propio alcalde. Según parece ambos fueron a dejar al bebé cuando todo aconteció y se vieron involucrados. Intentaron extinguir el fuego, sin éxito, y no pudieron evitar ser consumidos por las llamas junto a las religiosas. Nadie sabe qué será ahora de dicho infante, puesto que no se conoce nada sobre su procedencia o, siquiera, su nombre. Es posible que el susodicho acabe en un centro de acogida aguardando a que alguien, muy solidario, decida hacerse cargo de él o, en el peor de los casos, tendría que permanecer en el centro hasta alcanzar la mayoría de edad. Seguiremos informando si hubiera nueva información al respecto>>.

Se buscaba al culpable pero ellos sabían, con certeza, que ya le habían encontrado; era el pequeño Lucifer que había recibido el convento a la espera de una adopción. Probablemente nadie de fuera del pueblo lo sabría jamás pero, indudablemente, los autores de tal escarnio habían sido el niño y sus predecesores fantasmas; ellos tenían parte de responsabilidad por haber enviado fuera al crío, pero no eran capaces de reconocerlo.

Apenas se prestó atención, en ese momento, al número de muertes, dado que las mentes de los habitantes de aquel desgraciado pueblecito comenzaban a perturbarse notablemente y ya solamente podían concentrarse en el engendro infernal que sembraba pánico allí donde fuese.

✔️La venganza del diez de julio Donde viven las historias. Descúbrelo ahora