Diez

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— El caso es que se propuso hacer un río artificial, una rama nueva procedente del río cercano. La idea era que el agua que circulase por ahí llegase hasta la montaña pasando junto a las granjas que aún hay en esa zona, como la mía. Según ellos eso nos favorecería y ayudaría a poder mantener mejor nuestros campos al tener más agua a nuestro alcance. Pero no lo veíamos como algo bueno, ya que ese río sufre muchas veces desastrosos desbordamientos —se oyeron voces dándole la razón—. Otra construcción era una serie de carreteras que comunicasen con todos los pueblos de alrededor y con Gennand.

— ¡Pero si ya hay una carretera que nos lleva a la ciudad! ¿Para qué hacer otra? —Preguntó una muchacha muy jovencita, de unos quince años.

— Eso es lo que le dijimos nosotros. Era un gasto innecesario de dinero y recursos. Además, quería demoler varias casas, es más, demolió creo que tres...

— Sí. Nosotros tuvimos que cambiar de vivienda porque una de ellas fue la nuestra —reconoció Doris.

— Una de las que se tenía previsto tirar abajo era la mansión, a lo que Ellos se opusieron totalmente —continuó Justin—. En las fotos —les indicó cuáles—, podéis ver la parte de campo tras la casa, en las suyas no se ve carretera alguna ya que son de principios de año. En las mías, desde otro ángulo, se puede apreciar que ya hay carretera construida, puesto que son de finales de agosto. El entonces alcalde dio inicio a las obras de las carreteras sin tener todo en regla, y Ellos consiguieron que las detuviera. Eso al gobernador no le gustó mucho, seamos sinceros. Empezó una guerra entre él y su gente y todos los demás.

— Entonces, ¿él los mató como venganza por arruinar los planes de la carretera? —Se oyó.

— No sólo por las carreteras —dijo Doris—. También por lo del río, también fueron ellos quienes encabezaron las protestas por ello, así como las protestas por el campo de golf que no se llegó a construir. Querían eliminar parte de la montaña para hacer el dichoso campo que, se preveía, aportaría mucho ingreso de efectivo a las arcas municipales, ya que ni siquiera en Gennand hay uno. Hubiera sido el único de toda la zona, y eso les pareció muy buena inversión. Cuando entré a trabajar en el ayuntamiento tuve que estudiar todo esto porque seguían empeñados en realizar el proyecto, no sólo del campo de golf, sino también lo demás —sentenció.

Los vecinos no sabían ese detalle, creían que había quedado todo en el pasado, aparcado, y no imaginaban que seguían teniéndolo en mente.

— ¿Pero aquel hombre no murió hace como tres años? —Preguntó el anciano.

— Sí, señor. Murió hace más o menos tres años, pero su propósito quedó en manos del que fue Mayor hasta hace algunos meses, su sucesor —le respondió Doris.

Justin sacó algunos de los documentos que solicitó del ayuntamiento y los mostró a sus vecinos.

— Como podéis ver, esta es una carta de posesión de cargo. Cuando el "actual" alcalde comenzó a serlo tuvo que firmar. Ésta —dijo alzando un folio amarillento—, es una carta redactada por el Mayor anterior indicándole los pasos a seguir para poder realizar las obras hasta tal punto en que no pudieran ser detenidas sin más.

— Y lo hubiera hecho, si no hubiera sido pillado...

— ¿Lo pillaron? —Preguntaron al unísono varias personas.

— Sí, así es. John se personó varias veces en el despacho para quejarse y obligarlo a no comenzar las obras. Llegaron a las manos en una ocasión, cuando se confirmó que estaban ya comprados los materiales para seguir con el tramo de carretera que se dejó a medias años atrás, pero desde Gennand hacia aquí, para que no nos diéramos cuenta demasiado pronto.

✔️La venganza del diez de julio Donde viven las historias. Descúbrelo ahora