-Juro solemnemente que mis intenciones no son buenas- {George Weasley}

1.1

Sentada delante del gran piano de cola se encontraba Ariadne, una chica de 11 años alta para su edad. La niña miraba pensativa los pedales del instrumento; no sabía con qué melodía empezar. 

Arta de pensar, poso sus finas pero largas manos suavemente sobre las brillantes teclas y empezó a tocar la primera melodía que se le vino a la cabeza: una suave pero elegante canción.
El chico rubio, apoyado en el piano, observaba el brillante y largo pelo liso marrón claro de su amiga (que, con los rayos de sol que se colaban por la ventana, se veía de color miel). A él se le notaba disfrutar de la música que ella creaba: le relajaba y le distanciaba de sus problemas.
Narcissa Malfoy se acercó por detrás de su hijo y abrazó a Draco por la espalda así disfrutando con él la melodía que la pianista hacía en el instrumento de su salón aquel precioso día de finales de verano.

[...]

Se encontraban en el comedor de la casa de los Malfoy cenando. Las dos familias amigas charlaban de cosas varias y reían mientras saboreaban la deliciosa comida que los elfos les traían.
"Y dentro de media semana será 1 de septiembre" dijo Damián haciendo una pequeña pausa para mirar a los más pequeños "Los 4 seréis grandes magos. ¿Estáis emocionados por entrar a Hogwarts?" Les pregunto sonriendo. Draco y las tres hermanas asintieron con orgullo.

Damián y Alexandra eran los padres de Aileen, Ambrose y Ariadne; eran los padres de las tres mellizas (aunque Aileen y Ambrose eran gemelas completamente idénticas). La familia Waxman era una familia adinerada pero más humilde que otras; no les gustaba el racismo entre los tipos de sangre de mago y, al contrario que sus amigos de la familia Malfoy, no seguían al Señor Oscuro (aunque ellos eso no lo sabían).

Terminaron de cenar y los cuarto amigos fueron a la habitación de Draco para dejar a sus padres hablar cosas de adultos y así ellos poder hacer el tonto tranquilamente sin que les dijeran nada. Las tres chicas entraron a la habitación hablando animadamente y sé acomodaron en la cama del chico como si estuvieran en su casa.

"¿A qué casa creéis que entraréis?" Pregunto Ambrose captando la atención de los demás mientras se levantaba a mirar por la gran ventana que daba al patio trasero. Ambrose (al igual que su gemela Aileen) era una chica de estatura normal para su edad (al contrario que su hermana melliza Ariadne, que les superaba por media cabeza de altura); tenían el pelo bastante ondulado, brillante y largo de color castaño bastante oscuro y unos ojos marrones café también oscuros. Las únicas cosas en las que se parecían las tres hermanas físicamente eran las formas de sus caras (a demás de que las tres tenían un solo hoyuelo en la parte izquierda de su cara) y en la forma de sus labios.

"Obviamente que entraré en la mejor casa de todas: Slytherin!" Dijo Draco con unos aires de superioridad y orgullo. Las tres chicas negaron con la cabeza levemente para luego reír. "Sinceramente, no tengo preferencia por ninguna... Eso si, me gustaría coincidir con alguno de vosotros mínimamente" sonrío Aileen. "Es verdad, te imaginas que cada uno entra en una casa distinta?" Todos rieron por el comentario de Ariadne, pero las risas se transformaron en un silencio triste. "Aunque podría pasar" pensó. "Mirad, prometamos entre todos que entremos en la casa que entremos, vamos a seguir siendo amigos siempre" todos levantaron sus meñiques de las manos y los juntaron a la vez así sellando su promesa. "Promesa de meñique" dijeron los cuatro a la vez.

[...]

Era temprano por la mañana y la familia Waxman se encontraba en el comedor de su casa desayunando sin decir ni una palabra a causa del enorme sueño que todos tenían (se les notaba en la cara).
"Por fin he terminado uno de los cuadros que empecé hace meses" comentó Aileen "Que suerte, yo aún sigo estancada en el último verso de mi poema" bufo Ambrose llevándose su tostada a la boca. "Me alegro por ti hija, espero que luego me muestres la pintura" sonrío su padre mientras Ariadne finalizaba su desayuno. La chica se levantó de la mesa aún con sueño mientras que su madre le decía que no tardara mucho en ducharse.
Entro a su cuarto para pasar directamente a su baño y darse una energizarte ducha. Se vistió alegremente con unos pantalones largos azules oscuros, una camisa morada clara con pequeñas filigranas de flores de manga corta y unas bambas de vestir cómodas para caminar.