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El verano de las trillizas Waxman había sido un ir y venir sin parar: el mes de julio habían estado haciendo ruta por toda Francia y parte de España para ir a ver a la familia por parte matera con sus padres, y sus madrinas.
Ariadne se había alegrado mucho que su madrina Roxanne hubiera podido venir (en un principio, aquel año, no se iban a poder ver pero, a causa de un accidente en su trabajo como aurora, había podido ir con ellos y así también aprovechar para reposar y terminar de curar sus heridas).

Las tres chicas habían podido practicar mucho su francés y parte de su castellano; el saber muchos idiomas, para su familia, era algo muy importante. Habían ido bastante también a la playa así que, aquel año, se habían puesto bastante morenas. Igualmente, físicamente, las tres chicas no habían cambiado mucho: Ambrose y Aileen se habían cortado el pelo por los hombros y se lo alisaban siempre (Ariadne seguía con su pelo largo y brillante) pero, por lo demás, seguían casi igual (igualmente, sus caras mostraban un poco más de madurez; ya no parecían tan niñas).

Por fechas de agosto, Draco las había visitado bastante en su casa (últimamente los Waxman no iban a la Malfoy Manor; Lucius les había dicho que no era de lo más seguro así que eran ellos los que los iban a visitar). Habían pasado buenos ratos los cuatro adolescentes leyendo en el jardín a la sobra de un árbol, bailando en el salón de la casa música de todo tipo y dándose chapuzones en la piscina; aquel verano les había vuelto a unir bastante.

Durante todo el verano, Ariadne se había estado escribiendo bastante seguido con los Weasley (sobretodo con George). Cuando respondía a sus cartas, cada vez eran más extensas (había mucho que explicar): Fred y George les escribían mucho sobre nuevos artículos de broma que estaban desarrollando (y también de las muchas broncas que se comían de su madre debido a ellas); Ginny mostraba bastante interés por la cultura francesa y sus lugares emblemáticos (a parte, también habían estado hablando de cómo la chica estaba coladita por Harry); con Charlie también había intercambiado algunas cartas (el chico le hablaba sobre su trabajo con los dragones y ella le hablaba sobre algunas fascinantes criaturas que tenía uno de sus parientes); con Percy no se habló nada más que para preguntarle un par de cosas sobre el nuevo curso que se acercaba; y, con Ron, hablaba bastante sobre el Mundial de Quidditch que se jugaba aquel año.
Ron y Ariadne era bastante fans de aquel acontecimiento (a pesar de que animaban a distintos equipos). El pelirrojo también le contó que, su padre, había conseguido entradas para ir al partido final con su familia y la habían invitado para a ir con ellos pero Ariadne tubo que rechazar la oferta porque ya le habían invitado antes la familia Malfoy (a pesar de que le hacía mucha ilusión ir con sus amigos después de haber pasado casi todo el verano sin verlos).
Igualmente acordaron que, una vez el partido terminara, la chica y sus dos hermanas se iría con ellos a su tienda de acampada y luego pasaría el fin de semana con ellos.

A parte de los Weasley, también había estado hablando con Hermione que, según le contaba en sus cartas, había estado empezando a sentir algo por Ron; había pasado varios días en la Madriguera con él y se había dado cuenta de pequeñas acciones que la habían dejado muy confundida con sus sentimientos. Aquel año habló con Harry también sobre quidditch y escobas voladoras. Con Oliver, Alicia, Katie y Angelina también había estado hablando (y les había mandado algunos dulces franceses).
Y, por raro que parezca, también se había escrito con su ex-profesor Lupin. El día que el hombre le explicó que renunciaba a su puesto como profesor debido a que habían descubierto lo de su licántropia, la había dejado muy triste pero, por suerte para ella, le había dicho que se podían mandar cartas sin ningún problema.

[...]

Aquella calurosa noche de verano, 22 de agosto, se llevaba a cabo el último partido del Mundial de Quidditch. Ariadne estaba emocionadisima; Irlanda había aplastado a Perú en las semifinales, estableciendo así una final con Bulgaria. Los búlgaros habían ganado los últimos doce Campeonatos de Europa del Este y tenían una "defensa sólida como una roca". A demás, tenían a uno de los mejores buscadores de la historia: Viktor Krum (según Ariadne).

-Juro solemnemente que mis intenciones no son buenas- {George Weasley}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora