-Juro solemnemente que mis intenciones no son buenas- {George Weasley}

3.9

Las semanas pasaban y la gente ya empezaba a prepararse para los exámenes que llegarían en poco menos de un mes. Igualmente, las clases transcurrían con normalidad para todos a la par que las actividades de los clubs y los entrenamientos de los equipos de quidditch.

La clase de Runas Antiguas había terminado y Ariadne salió del aula junto con Draco y su hermana Ambrose. Estaban los tres charlando y haciendo el tonto mientras bajaban las escaleras en dirección a la biblioteca. Las trillizas Waxman habían conseguido que Draco estuviera un poco menos insufrible de lo normal (mínimo cuando estaba con ellas).
Iban tan distraídos charlando que, al girar por uno de los pasillos, Ambrose chocó contra Hermione y ambas cayeron al suelo.
El chico rubio ayudó a su amiga a levantarse mientras Ariadna ayudaba a levantarse a la otra Gryffindor.
Ambrose le agradeció a Draco por ayudarala pero este no le prestó atención ya que estaba más centrado en asesinar con la mirada a Hermione. "Vigila por donde vas, asquerosa sangre sucia. ¿Los muggles nunca te han enseñado a tener modales? ¡Discúlpate!" Le exijó Draco a Hermione. Justo en el momento que el chico dejó de hablar, las dos hermanas, lo regañaron por insultar a su amiga haciendo que este se enfadara más y se marchara cabreado del lugar mientras miraba mal a Hermione.

"No le hagas caso; últimamente está siendo un grano en el culo" se quejó Ariadne de su amigo mientras suspiraba abatida mirando por donde el rubio se había marchado. "Siento haber chocado. No estaba atenta por donde iba" se disculpó Ambrose mientras arreglaba un poco su pelo. "No te preocupes, ha sido mi culpa." Dijo Hermione algo seca.
"Oye, ¿estas bien? Pareces... algo molesta" dedució Ariadne mientras miraba a su amiga algo preocupada; la chica de pelo crispado tenía una cara de enfado y tenía sus puños algo apretados.
"La profesora de Adivinación, la Señorita Sybill, coge y me dice <Los libros no lo son todo y tu no tienes el don para ver el futuro>. ¿¡Te puedes creer que me haya dicho eso!? ¡Como se atreve!" Les explicó muy alterada Hermione dejando un poco desconcertadas a sus dos amigas.
"Hermione... ¿tu haces Adivinación?... Pero si es a la misma hora que Runas Antiguas y... tú estabas en nuestra clase de ahora." Preguntó muy confundida Ambrose después de estar unos segundos procesando lo que había dicho su amiga. En eso, Hermione se tensó ya que se había dado cuanta de que se le había escapado información de más.
Por suerte para ella, Ariadne se dio cuanta y actuó. "¡Casi se me olvida! Hermione tienes que acompañarme ahora. ¡Nos vemos después hermanita!" Dijo la chica del cabello castaño mientras empujaba a su amiga pasillo arriba y se despedía de su hermana (que se quedó completamente desconcertada por toda la rara situación).

"Suerte que te tengo a ti" le confesó aliviada Hermione mientras le daba un abrazo a su amiga una vez habían salido del rango de visión de Ambrose. Ariadne le sonrió divertida y se fue junto a ella a la biblioteca para estudiar.

[...]

Las horas pasaban y, el estudio, cada vez se hacía más pesado para Ariadne. Hermione se había ido hacia un rato de la biblioteca para ir a leer al Lago Negro mientras que su amiga se había quedado para seguir resumiendo temario en sus libretas.

"Uffff... No soporto Historia de la Magia" se quejó en susurro para si misma Ariadne mientras miraba el extenso temario de aquella aburrida asignatura. La chica tiró con pesadez su cabeza hacia atrás mientras cerraba los ojos para descansar un poco la vista.
"Que manera tan particular de estudiar" se burló alguien mientras se sentaba al lado de ella. "Me es imposible concentrarme en esta asignatura. El otro día por poco me duermo en la clase." Contestó ella amargada mientras volvía a mirar su libro con pereza. "¿Quieres que te ayude?" Le preguntó George con una sonrisa desde su silla. "Si, por favor" le pidió suplicante Ariadne mientras le pasaba el grueso libro.