Capítulo II

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Ver su imagen en la gran pantalla me desconcertó por completo. No tenía ni la menor idea de por qué ella estaba allí y menos de por qué estaba allí para mí.

Al llegar a Barcelona nunca creí terminar siendo una de las treinta personas elegidas para completar la criba hacia la gala 0. Por ende, tampoco creí llegar al momento decisivo donde me daban el veredicto hacia la misma. Pero aquello alguna vez había discurrido por mis pensamientos. Lo que ni por asombro imaginé es que una de mis grandes referentes musicales me comunicase de primera mano la decisión que el jurado había tomado. Aquella mujer me había acompañado en mi andadura hasta Barcelona, a la vez que lo hacía en mi audición del pase final.

'La niña de las dunas', María José Llergo, apareció en la pantalla y con su dulce voz me expresó que le había fascinado la versión que había interpretado de su canción. La sonrisa que vestía le iluminaba el rostro y sus grandes ojos negros centelleaban sobre el fondo de pared blanco que la acogía. Sin embargo, su sonrisa se hizo más profunda cuando me comunicó que iba a ser una de las dieciocho personas que iban a formar parte de la gala inicial de Operación Triunfo.

Simplemente no cabía en mi ser de felicidad ante aquella declaración. Mi gesto fue de absoluta incredulidad, escondiendo mi cara entre mis manos agachada en el suelo frente a mis rodillas. Todo el mundo allí presente estalló de alegría y, al verlos, solo pude saltar hacia ellos con lágrimas en los ojos. En tan solo unas semanas, la compenetración y unión que había formado con aquel grupo era absoluta. No existía ningún ápice de competitividad, en el ambiente solamente se respiraba generosidad, y aquella era una de las cosas que me había cautivado de ese formato. Los abrazos de mis compañeros me rodearon con ternura y los besos no se hicieron de rogar, ni tan siquiera sabía quién los daba, únicamente los recibía como un sostén reconfortador.

Levanté mi frente y me encontré con el entusiasmo que desbordaban sus ojos, reflejo de aquel mismo que posiblemente desbordaban los míos. Y sentí cómo el miedo me abandonaba en aquel instante, al conectar íntegramente con aquella pequeña gran familia que empezaba a formarse.

Me senté en aquel banco intentando calmar las pulsaciones de mi corazón, así como los movimientos acelerados de mis piernas. Samantha, que estaba a mi lado, deslizó su mano por una de ellas para intentar frenar el ímpetu que demostraban y, con una sonrisa, me abrazó a su pecho. Flavio, al otro lado, nos divisaba divertido mientras que un chico rubio se levantaba para recibir su valoración provocando que ambas nos separamos para prestar atención a aquel momento. 

El siguiente era Hugo y en la pantalla apreció, ni más ni menos, que Aitana Ocaña. Su sorpresa fue inaudita, a la par que la de todos, aunque él la expresase de forma más expansiva. Se quedó embobado frente a aquella enorme lámina, estático, seguramente nervioso por conocer el resultado. Quietud que le duró segundos cuando le afirmó que también iba a estar en la gala. No terminó ni de escuchar a la cantante cuando ya estaba lanzándose en nuestros brazos. Pues mi alegría se tornó más amplia al conocer que él también iba a estar allí presente. En realidad, con cada persona elegida lo experimentaba, pero sobre todo con aquellas con las que había establecido una relación más íntima, y Hugo era una de ellas.

Escuchamos con detenimiento todas las posteriores valoraciones, aunque la última fue quizás la más conmovedora. Jesús y Javy. Ambos eran amigos desde pequeños y se habían presentado al concurso de manera conjunta, luchando por el sueño con el que habían crecido y que compartían. Ivan, el profesor de interpretación, era el encargado de comunicarles la decisión. Agarrados fuertemente de las manos, temblaban frente a aquel hombre que tenía aquel sueño en sus manos. Aun así, el acto de nobleza que demostraron los dos aquel día jamás se borrará de la retina de mis ojos. Ante la pregunta de: ¿cómo serías más felices, si entráis vosotros o si entra vuestro amigo? Ninguno de los dos dudó en responder, declarando que les colmaría de orgullo observar cómo su amigo cumplía el sueño de ambos. Quedé marcada por su respuesta, por sus lágrimas y por el sentimiento que brotó de sus palabras. Y, ante la emoción de todos los allí presentes, se cumplió su sueño, y lo hicieron de la mano, tal y como habían llegado hasta ese momento.


inmarcesible | anahugWhere stories live. Discover now