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"¿Cómo te sientes? Supongo que mejor, ya no tienes cara de zombie," me dice Luka mientras nos sentamos a desayunar.

Betty y Jules habían ido a la coordinación, al parecer les habían asignado encargarse de todas las actividades extracurriculares de la universidad y ellas no estaban muy contentas con eso.

"Estoy mejor," le sonrío y doy un mordisco a mi sándwich.

"Eres muy básica con respecto a la comida, marimacho."

Encojo los hombros.
"¿Y qué puedo hacer? No conozco mucho, apenas sé quién soy."

Chasquea los dedos.
"Tengo una idea, ¿qué te parece si hoy vamos al cine y luego te muestro nuevas cosas para que tu paladar se deleite?" Sus ojos brillan, al parecer todo lo que tenga que ver con comida para Luka es lo mejor que le podría pasar.

No sería mala idea, además, no tengo absolutamente nada que hacer, así podría tener una tarde diferente y no estar encerrada en casa sin nada que hacer.

"Aceptaré tu propuesta sólo porque no tengo nada nuevo que hacer por mi vida."

El sonríe satisfecho y se centra en su comida.

Al rato las chicas se unen y hablan sobre una actividad de caridad que realizará la universidad para una institución de niños sin hogar. La información sobre tener que encargarse de todas las actividades estaba errada, sólo les toca de ésta primera actividad y junto con Luka nos ofrecimos a ayudarlas en todo lo que podamos.

"¿De verdad aceptaste salir a comer con el chico que moja el pan hasta con agua?," Pregunta Jules para luego hacer una mueca de desagrado con su boca.

Luka la mira ofendido y le lanza un papelillo en el rostro.

"Sólo la llevaré a probar comida exquisita," se defiende el pelirrojo.

"Claro, pizza, hamburguesa, papas fritas, eh, ¿qué más?," Ella enumera con sus dedos mientras menciona la comida.

Luka rueda los ojos.
"No seas aguafiestas, la marimacho se divertirá mucho más conmigo de lo que puede divertirse con ustedes."

"¿Hasta cuándo la llamarás marimacho?" Pregunta Betty cansada de la pequeña discusión de sus amigos.

"Es por cariño."

Me limito a sonreír y negar con la cabeza. Cuando ya hemos acabado de desayunar es hora de ir a la siguiente clase, presto demasiada atención como siempre y redacto todo lo importante en mi libreta.

Cuando ya han acabado las clases nos despedimos de los chicos, Luka me informa que pasará por mí a las tres de la tarde y luego se marcha. Voy al estacionamiento junto a Betty y nos dirigimos a su auto para irnos.

"¿Qué piensas de los chicos?," pregunta mientras conduce.

Encojo los hombros.
"Tienes unos amigos que cualquier persona desearía tener, debo admitirlo."

"Tenemos," corrige sonriendo. "¿Cómo te has sentido?"

"Mucho mejor, sólo espero no volver a desmayarme."

"Sí, espero lo mismo."

El silencio se apodera del auto, su semblante cambió a uno más serio y sus labios se convirtieron en una fina línea, algo pasaba pero no iba a preguntar qué era. Por lo poco que sé, las personas a veces reprimen sus sentimientos, no les gusta hablar de lo que sea que les pase, y supongo que eso está bien.

Las personas. Hablo como si yo fuese una especie de extraterrestre, aunque quizá sí lo sea. He investigado acerca de mi estado, nunca en la historia de la humanidad ha existido una persona que no tenga sentimientos, ¿de qué libro de ciencia ficción me han sacado? Todo esto es tan irreal que me da dolor de cabeza el sólo hecho de pensar.

¿Soy un experimento? Donde viven las historias. Descúbrelo ahora