| Capítulo final |

79 10 13
                                    

¿Creyeron que me había olvidado de ustedes? Je, pues noo. Vamosss con el capítulo.

Despierto con los rayos del sol chocando contra mi cara, me incorporo en la cama y froto mis ojos, enfoco una habitación diferente, las paredes son blancas al igual que las cortinas y las sábanas de la cama individual donde estoy sentada, ¿dónde me encuentro?

Las escenas de lo último que recuerdo vienen a mi cabeza tan rápido que me hacen chillar de dolor.

Mi antiguo hogar, Betty, Greta... la laptop de Alfred. Él y su esposa, el arma, los cuchillos, Betty llorando, hombres vestidos de negro, sangre, mi ropa empapada de sangre. Había matado a varios de esos hombres hasta que me sujetaron con fuerza.

¿Dónde estoy?

Una extraña sensación invade todo mi cuerpo y comienzo a temblar, un nudo se forma en mi garganta y quiero... ¿llorar?

Las lágrimas abandonan mis ojos sin permitirme reprimirlas, sollozo con fuerza y sujeto mi cabeza porque duele demasiado.

Betty, Jules, Luka, Itzan.

Mi corazón se acelera al pensar en los dos últimos.

Itzan Hale, mi primer amor, el chico que aceleraba mi corazón con su sola presencia. Los recuerdos con él se reproducían en mi cabeza como una película incrementando el dolor. Lo quería, quería a Itzan y aún lo seguía haciendo.

¿Qué me está pasando?, ¿Iker?, ¿Me escuchas?

Mi dolor de cabeza crecía al igual que mis recuerdos. Ese día que me separaron de él, me llevaron a un laboratorio, ataron mis manos y pies, desde ese día comenzó mi pesadilla. Las sesiones eran horribles, dolían tanto que me es imposible describir el dolor.

¿Estos son mis sentimientos jugando en mi contra?

Luka Watson.

Mi amigo pelirrojo, él se había arriesgado un montón de veces por mí y jamás perdió la fe en que yo pudieran sentir algo por él. Lo que no sabía es que sí lo quería, y no como amigo, Luka me gustaba.

Caigo de rodillas al suelo y llevo mis manos a mi pecho, dolía, ardía, me costaba respirar. Me acerqué como pude a la ventana, había un patio enorme que terminaba en unas murallas altas, imposibles de saltar. Un montón de personas vestidas de blanco caminaban sin rumbo alguno, como si fueran zombis.

¿Dónde estoy?

No recuerdo nada, ni siquiera sé dónde pueden estar Betty y Greta, ¿estarán aquí también?

Una punzada más en mi cabeza me hizo gritar tan fuerte que sentí mi garganta desgarrarse. Empecé a toser desesperadamente hasta que vomité.

Rojo.

Sangre.

La puerta se abrió de par en par y varios hombres vestidos de blanco entraron, miré mi vestimenta, vestía del mismo color, pero ahora mi ropa estaba manchada de vómito y sangre. Me sujetaron por los brazos y me levantaron, no sabía a dónde me llevaban pero iban muy apresurados. Observé el lugar, todo era blanco y no tenía muchas ventanas, los pasillos estaban vacíos.

Entramos a otro cuarto, había una camilla, me acostaron allí. Una mujer entró y empezó a hablar con los hombres, no podía distinguir las voces y ni siquiera escuchaba lo que ellos decían, mi cabeza era un completo caos y tenía... ¿miedo?

¿Soy un experimento? Donde viven las historias. Descúbrelo ahora